Nigrán, Pontevedra (VIII-2020) © SVM |
GUSTAVO
ADOLFO BÉCQUER: RIMA I (“YO SÉ UN HIMNO GIGANTE Y EXTRAÑO”)
Yo sé un
himno gigante y extraño
1
que anuncia
en la noche del alma una aurora,
y estas
páginas son de ese himno
cadencias que
el aire dilata en las sombras.
Yo quisiera escribirle, del hombre 5
domando el
rebelde, mezquino idioma,
con palabras
que fuesen a un tiempo
suspiros y
risas, colores y notas.
Pero en vano
es luchar, que no hay cifra
capaz de
encerrarle; y apenas, ¡oh, hermosa!, 10
si, teniendo
en mis manos las tuyas,
pudiera, al
oído, cantártelo a solas.
- ANÁLISIS
Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836 – Madrid, 1870) es el más importante poeta del Romanticismo español. Bécquer encarna el espíritu romántico en la literatura española de una manera definitiva y clara. Se ha considerado un romántico tardío, pues, en efecto, cuando inicia y desarrolla su producción literaria, el Romanticismo ya estaba finalizando y el realismo se abría paso con fuerza en el panorama literario español.
Bécquer publicó separadamente sus poemas en distintos medios de comunicación, como periódicos y revistas. Cuando la muerte lo sorprendió no había logrado recogerlos todos en una edición única, aunque había iniciado esta tarea con su famoso manuscrito El libro de los gorriones. Fueron sus amigos quienes póstumamente recogieron la producción literaria del poeta hispalense en el ya famoso título de Rimas; la primera inicio se remonta a 1871. Ahora nos vamos a ocupar de la rima 1 (“Yo sé un himno gigante y extraño”). Pertenece a la primera sección de contenido, según la clásica división de su poemario en cuatro secciones (1.- metapoética o reflexiva sobre los fundamentos de la poesía; 2.- celebración del amor correspondido; 3.- expresión del fracaso amoroso; 4.- intuición y certeza de la muerte y la disolución final). Como apuntamos previamente, en la sección primera, se encuadran los poemas que expresan una reflexión sobre la naturaleza de la poesía, del lenguaje poético y de la inspiración del artista.
1. Resumen
El poema aborda, desde una perspectiva subjetiva, la naturaleza
de la poesía. El poeta comienza su poema declarando que conoce un mensaje o un
modo de comunicación (que encierra en la palabra “himno”) que no es común ni
corriente. A medio camino entre la palabra y la música, posee en su interior
algo grandioso y optimista, pues se intuye una “aurora” en la “noche”. Las
sensaciones sinestésicas son importantes: la mezcla o fusión de percepciones
sensitivas en una unidad superior de significación renovada; para esto ayuda
mucho las personificaciones y las metáforas (“cadencias que el aire dilata en
las sombras”, v. 4). Los versos que siguen son, precisamente, parte de ese
código. En la segunda estrofa, el yo poético proclama su deseo de intentar
acceder y emplear ese “idioma”, superando el lenguaje cotidiano, para expresar
algo superior, distinto y superador de las contradicciones, porque sería capaz
de significar simultáneamente las penas y las alegrías (“suspiros y risas”, v.
8), y las sensaciones cromáticas y auditivas; quiere decir que podría expresar
los sentimientos más íntimos de manera plena. En la última estrofa, sin
embargo, confiesa que, a pesar de la batalla verbal planteada, es imposible
alcanzar su meta; sin embargo, ha vislumbrado algo de esa manera de expresarse,
o de vivir, a través de la comunicación amorosa: cantando algo a su amada, tal
vez manifestando su amor o admiración por ella, tomados de la mano, en un
momento de recogimiento e intimidad (“a solas”).
2. Tema
El tema del poema es la declaración de la certeza que posee el
yo poético de poseer un modo inusual y nuevo de expresarse, acaso de vivir,
para poder comunicar sentimientos o percepciones hondas y especialmente
significativas, asociadas a sentimientos de amor. De otro modo expresado: el yo
poético conoce una manera de comprender, conocer y comunicar, difícil pero
satisfactoria, que transporta a los interlocutores a experiencias inauditas.
3. Apartados
temáticos
El poema se estructura en tres apartados temáticos, uno por cada
estrofa; las modulaciones de contenido son distintas en cada una de ellas. Así,
tenemos:
-Primera parte (primera estrofa, vv. 1-4): de carácter
introductorio y declarativo, el yo poético afirma conocer un modo nuevo de
comunicación que desvelaría secretos y maravillas ocultos.
-Segunda parte (segunda estrofa, vv. 5-8): posee una naturaleza
más expositiva; el yo poético ha tratado de domeñar ese código, pero lo
encuentra casi inabordable. El lenguaje natural se resiste a ser modulado, además
de revelarse pobre para sus ansias de comunicación.
-Tercera parte (tercera estrofa, vv. 9-12): ahora se aprecia un
aire conclusivo; el yo poético reconoce que no puede dominar esa comunicación,
aunque atisba que se parece mucho a lo que ocurriría si le hablara a la mujer
que ama, en un ambiente de intimidad recogida.
4. Análisis
métrico y de la rima
El poema está formado por tres estrofas que constan de cuatro
versos dodecasílabos cada una de ellas (para ajustar la medida de los versos es
importante emplear las cuatro licencias poéticas: sinéresis, diéresis, sinalefa
y palabra final del verso según sea aguda (+1 sílaba), llana o esdrújula (-1
sílaba). Se observa que riman en asonante (solo las vocales) los versos pares,
quedando los impares libres. La rima, por tanto, corresponde a la del romance;
como es arte mayor, se denomina romance heroico.
5. Comentario
estilístico
Como ocurre en la buena poesía, la expresión es transparente y
el contenido denso y sugestivo. La primera palabra del poema es “yo”, lo que
nos da una idea del grado de subjetividad de su contenido. Queda aclarado que
el yo poético habla de sí mismo, en mayor o menor grado. Dice conocer un “himno
gigante y extraño”, metáfora de un modo de expresión distinto y superior al
lenguaje normal; himno connota una expresión grandiosa, solemne y espectacular;
los adjetivos aluden a la grandeza y misterio que encierra en su interior. La
“noche del alma” es una bella metáfora que remite a un estado anímico del yo
poético negativo y triste. Pero en lamentable momento aparece “una aurora” (v.
2), metáfora de la esperanza y la felicidad. El poema que compone nuestro poeta
es, justamente, parte de ese “himno” o canto de gloria que se extiende en una
agradable melodía a través de las “sombras” (v. 4), metáfora de la amargura
interior del yo poético.
La segunda estrofa comienza otra vez con el pronombre “yo”; esta
anáfora no deja dudas sobre la carga subjetiva del poema. El yo poético
confiesa que trata de dominar las claves de composición de ese “himno” a través
de las palabras, pero el idioma se muestra “rebelde” --no se ajusta a sus
deseos-- y “mezquino” (v. 6) --es pobre para decir todo lo que desea”. Ambas
personificaciones refuerzan la idea de lucha a brazo partido por parte del
sujeto lírico contra la lengua, que presenta como una fiera salvaje
descontrolada que él trata de “domar” (v.6). A continuación explica que su
deseo de expresión son una quimera o bello sueño, pues desea que las palabras
manifiesten a la vez tristezas y alegrías, percepciones cromáticas y musicales,
lo que es bien difícil; las metáforas y metonimias de estas alusiones son muy
bellas: “suspiros y risas” para los sentimientos; “colores y notas” (v. 8) para
las sensaciones. El paralelismo que forman ambas expresiones aporta armonía y equilibrio,
justo lo que él desea comunicar; es una metáfora de sus deseos más íntimos.
La tercera y última estrofa comienza en un tono sombrío, pero acaba en otro más optimista y positivo. Confiesa que no hay modo de “encerrar” --es decir, comprender, usar-- con normas y signos ese “himno”, metáfora de su idioma particular. Sin embargo, sí que existe un atisbo o muestra de esa expresión nueva y distinta: el poeta, susurrando una canción al oído, a su amada, en un ambiente de intimidad recogida, se aproximaría a ese modo de comunicación. La exclamación “¡oh, hermosa!” (v. 10) alude bien a que parte de lo que el yo poético desea comunicar es su amor por esa mujer, apenas aludida (la elipsis crea una sensación de misterio en torno a la dama misteriosa). La metonimia de las manos, significando las personas del yo poético y la dama, nos introduce en un ámbito de intimidad y recogimiento privado. El último verbo que aparece en el poema, “cantártelo” (v. 12) refuerza la naturaleza musical de ese modo de expresión. Las percepciones sinestésicas del significado del poema se ven, así, reforzadas.
6. Contextualización autorial
Bécquer es, sin duda, el gran poeta romántico español. Lo más
paradójico y llamativo es que inicia su producción poética cuando se apagaban
los últimos rescoldos románticos. Se le ha llamado poeta “tardorromántico”
(junto con la insigne Rosalía de Castro), y con mucha propiedad. En un momento
en que el realismo, con su observación minuciosa de la realidad, sobre todo la
sórdida, y el triunfo de los valores burgueses, Bécquer presenta una poesía
subjetiva, lírica y vibrante. Acaso por eso pasó sin pena ni gloria entre sus
contemporáneos. Se ha destacado como influencias destacadas en Bécquer la de la
poesía popular tradicional andaluza y la romántica alemana (especialmente, la
del poeta H. Heine). Ambos componentes son importantes y contribuyeron a la
concentración expresiva, la relativa sencillez compositiva y el sesgo intimista
y dramático de sus composiciones. Resumimos brevemente los rasgos de la poesía
romántica, bien verificables en este poema (se pueden encontrar más
explicitados, en este mismo blog, en otros análisis de otros poemas de
Bécquer):
-Subjetividad: el yo prima por encima de toda otra
consideración. La contemplación del mundo y sus circunstancias gira en torno a
la persona del poeta, que se interesa sobre todo por expresar su
individualidad, en general, en choque con el mundo. Se aprecia muy bien en el
empleo de los verbos en primera persona.
-Intimismo: frente a la exterioridad y el grupo, al poeta le
interesa su interioridad y el modo de encajar su persona en una sociedad, en
general, hostil.
-Sentimentalidad: el mundo de las emociones es más interesante
que el de las observaciones o de las acciones. El poeta se centra principalmente
en escuchar, ordenar y transmitir poéticamente sus sentimientos.
-Empleo cómplice de la naturaleza: distintos elementos naturales
sirven para expresar un estado de ánimo, sea el que fuere. Aquí, hemos visto
cómo un ave, la golondrina, y una planta, la madreselva, sirven para expresar
la amargura del abandono amoroso.
-Cierta rebeldía y exaltación de la libertad: en este poema apenas se manifiesta en cuanto al fondo. En la forma, podemos apreciar cómo Bécquer combina versos y rimas de distinto ámbito, rompiendo con los moldes clásicos, para crear poemas brillantes y vibrantes.
7.
Interpretación y valoración
El poema “Yo sé un himno gigante y extraño” es un preclaro
ejemplo de excelente poesía romántica: intimismo, subjetividad y
sentimentalidad al servicio de la belleza poética en grado sublime. El yo
poético muestra conocer o atisbar un modo nuevo de comunicación, grandioso y
perfecto, que reconciliaría todas las contradicciones de la vida cotidiana.
Sincero, admite que no es tan fácil domar ese modo de expresión, aunque se
aproxima a él en la comunicación íntima de naturaleza amorosa. Bécquer trasmite
sus anhelos y frustraciones a través de muy bellas imágenes naturales que se
representan en la mente lectora con viveza y expresividad.
Como ya hemos visto en otros poemas comentados de nuestro
Bécquer, la aparente sencillez compositiva esconde un cuidado e intenso trabajo
de elaboración literaria. El poeta levanta una arquitectura verbal en la que
vemos las vigas maestras, pero, al mismo, tiempo, percibimos el resto de los
elementos ornamentales y el edificio completo, auténtica perla literaria. La
poesía de Bécquer no ha perdido nada de actualidad, a pesar del siglo y medio
transcurrido desde su escritura porque posee tres raras y, por ello, preciosas
cualidades, propias de la buena literatura: la autenticidad, la transparencia y
la belleza formal.
2. PROPUESTA
DIDÁCTICA
(Estas actividades se pueden realizar de modo oral o escrito, de forma individual o en grupo, en la clase o en casa, de modo tradicional o con ayuda de los medios TIC).
2.1.
Comprensión lectora
1) Resume el contenido del poema, señala el tema y los apartados
temáticos.
2) Explica dónde apreciamos la subjetividad del poema, propio de
la poesía romántica. Una reflexión sobre el verso inicial te puede ayudar
mucho.
3) El poema, ¿es optimista o pesimista en su intento por
descubrir un nuevo modo de comunicarse? Aporta razones que sustenten tu
opinión.
4) ¿Cómo y por qué el poema posee un tono de diálogo, como
conversacional? Para ello, has de localizar las marcas gramaticales donde vemos
al “yo” y al “tú”.
5) Señala el efecto en el significado del poema de algunos recursos retóricos especialmente significativos y referidos a la repetición.
2.2.
Interpretación y pensamiento analítico
1) En el poema aparecen contradicciones y paradojas, como entre
la luz y la oscuridad, entre la risa y el llanto, etc.. Localiza su expresión e
interpreta su sentido.
2) El poeta, ¿se siente un ser superior, propio del arte
romántico, que entiende y siente el mundo y la vida de otra manera distinta a
la del común de los mortales?
3) En el poema solo aparece una exclamación retórica. Identifícala, indica a quién se dirige y qué sentido tiene en la significación del poema.
2.3. Fomento
de la creatividad
1) Buscar una música y unas imágenes adecuadas (de paisaje, por
ejemplo) para un recitado declamatorio, a modo de diaporama.
2)Transformar en relato o en texto teatral el contenido del
poema, de forma libre.
3) Indagar sobre la vida de Bécquer y, en concreto, sus
desafortunados amoríos con Julia Espín y establecer hasta qué punto su vida
está recogida en el poema.
4) Su hermano Valeriano era pintor: buscar cuadros de él, o de otros pintores románticos, cuyos paisajes encajen con la naturaleza presentada en el poema. También aportaciones musicales de la época pueden ser interesantes.
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