León (XI-2020) © SVM |
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER - “¿De dónde
vengo?...” (Rima LXVI)
¿De
dónde vengo?... El más horrible y áspero
1
de los senderos busca;
las huellas de unos pies ensangrentados
sobre la roca dura;
los despojos de un alma hecha jirones 5
en las zarzas agudas,
te dirán el camino
que conduce a mi cuna.
¿Adónde voy? El más sombrío y triste
de los páramos cruza, 10
valle de eternas nieves y de eternas
melancólicas brumas;
en donde esté una piedra solitaria
sin inscripción alguna,
donde habite el olvido, 15
allí estará mi tumba.
- ANÁLISIS
DEL POEMA
1) Resumen
Estamos ante uno de los poemas más bellos,
estremecedores y profundos de la poesía de Bécquer (Sevilla, 1836 – Madrid,
1870). Romántico tardío, Bécquer supo dar forma literaria a emociones eternas y
comunes a todos los humanos; imprime a sus poemas tal fuerza plástica que hace
que “veamos” lo que nos quiere transmitir; al acabar la lectura, queda como una
fotografía del contenido en nuestro cerebro, aún conmovido por la belleza
verbal de estos diamantes poéticos.
El primer aspecto que llama la atención es
el diálogo, casi monólogo, que el yo poético establece con el lector. Las dos
interrogaciones, casi retóricas, que abren las dos estrofas enmarcan el tema de
modo rotundo y preciso: el poeta reflexiona sobre su origen y su destino, su
pasado y su futuro; él lo expresa con dos metonimias muy visuales: “cuna” y
“tumba” (ambas son la última palabra de cada estrofa, con toda su densa y
destacada significación); es un modo de buscar sentido al presente, a la vida
entera y al hecho de vivir.
El imperativo singular (“busca” en la
primera estrofa, y “cruza” en la segunda) de los verbos señalan muy bien ese
tono dialógico como apagado que envuelve todo el poema; el interlocutor, que
somos nosotros, lectores, escucha la respuesta a preguntas que él mismo se ha
hecho en bastantes ocasiones. El efecto es que el lector se zambulle en el
poema gracias a un difuso lazo de confidencialidad que establece con el yo
poético.
2) Comentario
estilístico
La primera estrofa orbita alrededor de los
campos semánticos del dolor, principalmente del alma (“hecha jirones”, nos dice
de ella, es decir, despedazada); las causas, las prefiere omitir, aunque las
podemos imaginar: desengaños, fracasos y reveses provocados por las “zarzas
agudas” de la vida son sus causantes. Conociendo la vida de Bécquer, bien lo
podemos entender: vida sentimental turbulenta entre infidelidades, pobreza
económica y ausencia de reconocimiento de su valía artística son las marcas que
“el más horrible y áspero” de los caminos dejó en su vida.
La segunda estrofa se centra en la
soledad, el abandono y la muerte. “Páramos”, “valle”, “piedra”, “olvido” y
“tumba” son los sustantivos que aportan más significación; todos ellos
transmiten desolación y muerte. La metáfora personificada del penúltimo verso
transmite una poderosa imagen de extinción estremecida: “donde habite el
olvido” (recordemos que otro poeta sevillano de la Generación del 27, Luis
Cernuda, lo tomó como título y asunto de otro célebre poema).
La adjetivación es, sencillamente,
prodigiosa. Los adjetivos imprimen un poder sensorial, especialmente visual, a
los sustantivos que acompañan que hace que sobren más explicaciones. El camino
es “horrible y áspero”; los pies, “ensangrentados”; la roca, “dura”; y las
zarzas, “agudas”. Son los objetos (elementos naturales todos ellos) que, con
sus calificativos correspondientes, transmiten sufrimiento a duras penas
contenido. Se refieren a la vista, al tacto y al efecto emocional, subjetivo,
del propio yo poético. En la segunda estrofa, el tono se intensifica y los
adjetivos son algo más conceptuales: el páramo es “sombrío” y “triste”; las
nieves y las brumas, “eternas” y “melancólicas”; la piedra, “solitaria”. Ahora,
la imagen que envuelve toda la estrofa nos trasmite soledad, desolación y fin
último.
La construcción del poema descansa en el
acertado manejo de elementos naturales. En la primera estrofa, el lector ha de
andar un “sendero” entre rocas y zarzas. En la segunda, ha de cruzar un
“páramo” y un “valle” sombríos, brumosos y solitarios. El manejo de la
naturaleza para expresar el estado de ánimo es propio de los creadores románticos,
pero Bécquer lo hace con tal naturalidad y acierto (imposible no pensar en el
imponente Moncayo, Veruela, Monte de la Ánimas, Noviercas, etc.) que fusiona su
intimidad doliente con la naturaleza, en este caso, hostil y dura.
El paralelismo entre las dos estrofas (con
los correspondientes bimembraciones de adjetivos, hipérbatos y
encabalgamientos) es de una asombrosa perfección. Imprimen una musicalidad casi
diríamos que fúnebre. Por lo demás, la construcción métrica y de rima se ajusta
a los moldes más queridos de Bécquer: combinación de versos endecasílabos y
heptasílabos con rima asonante romanceada. El esquema: 11 -, 7 a, 11 -, 7 a, 11
- , 7 a, 7 -, 7 a. La rima en u-a,
con esa extraña combinación de una vocal cerrada velar con la central abierta,
es decir, opuestas entre sí, evoca muy bien el contenido triste y doliente del
poema.
3) Valoración
interpretativa
En conclusión, estamos ante un hermoso y
estremecedor poema que nos permite “ver” el recorrido existencial del poeta a
través de una naturaleza abrupta y desolada. Como siempre en Bécquer:
sencillez, transparencia y autenticidad nos regalan una joya literaria
atemporal y profunda.
- PROPUESTA
DIDÁCTICA
2.1.
Actividades de análisis y
comprensión
a)
Resumir el contenido, señalar el tema y los apartados temáticos.
b)
Escribir en una columna los sustantivos, en otra los adjetivos y
en otra el sentimiento que evocan.
c)
Razonar sobre el tono existencial del poema.
d)
Señalar el efecto en el significado del poema de algunos recursos
retóricos especialmente significativos.
e)
Localizar las marcas gramaticales donde vemos al “yo” y al “tú”
que casi dialogan en el poema.
2.2. Actividades de creación e interpretación
a)
Buscar una música y unas imágenes adecuadas (de paisaje, por
ejemplo) para un recitado declamatorio, a modo de diaporama.
b)
Transformar en relato el contenido del poema, de forma libre.
c)
Indagar sobre la vida de Bécquer y, en concreto, su desafortunado
matrimonio con Casta Esteban y establecer hasta qué punto su vida está recogida
en el poema.
d)
Su hermano Valeriano era pintor: buscar cuadros de él, o de otros
pintores románticos, cuyos paisajes encajen con la naturaleza presentada en el
poema.
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