Nigrán, Pontevedra (VIII-2020) © SVM |
JORGE
MANRIQUE: COPLAS POR LA MUERTE DE SU
PADRE
1.
ANÁLISIS
1.1.
Acercamiento general a las “Coplas”
1)
Introducción al autor y la obra
Jorge Manrique (Paredes de Nava, Palencia,
1440 — Santa María del Campo Rus, Cuenca, 1479) es uno de los más altos poetas
en lengua castellana. Se ubica en la fase cultural del Prerrenacimiento
español: sin abandonar del todo el pensamiento y las formas culturales
medievales, prefiguran ya el mundo renacentista, triunfante en Italia en esa
misma época: antropocentrismo, humanismo, aprecio por la vida terrenal,
búsqueda del equilibrio y la armonía como ideales artísticos y vitales, etc.
Además de algunas piezas menores que aquí
no importan, nos fijaremos en su magnífica obra Coplas por la muerte de su padre (compuesta alrededor de 1476,
fecha de la muerte de padre Rodrigo Manrique, maestre de facto de la Orden de Santiago. Nuestro poeta utiliza la forma
poética de la elegía: se empleaba ya
en la literatura medieval bajo el nombre de “plancto” (llanto) para expresar
con solemnidad el dolor por las desgracias, como la muerte de un ser querido.
No tiene una forma estrófica fija, sino que cada poeta elige la que mejor se
acomoda a sus propósitos artísticos.
La composición manriqueña se compone de
cuarenta estrofas (copla de pie quebrado, formando sextillas dobles: 8a, 8b,
4c, 8a, 8b, 4c, dos veces) en las que expresa su visión del mundo como algo
efímero –vanidad de vanidades-; la vida terrena se puede menospreciar porque es
breve y peligrosa, la de la fama, caprichosa, y la eterna, la verdaderamente
importante por la que debemos preocuparnos. Utiliza mucho el tópico del Ubi sunt? para recordarnos que nada ni
nadie queda en este mundo, nos recuerda que la fortuna con su rueda gira sin
parar y que, ante la muerte, todos somos iguales. Presenta a Rodrigo Manrique
como modelo de caballero cristiano que acepta serenamente la muerte, pero en
vida fue un noble intrigante que luchó con la espada para defender su
patrimonio, lo que era propio en su época.
Tradicionalmente se suelen distinguir tres
secciones temáticas bien separadas:
-Coplas I-XIV: reflexión general,
pesimista y filosófica, sobre la fugacidad de la vida y la certeza de la muerte
como punto final de la existencia humana.
-Coplas XV-XXIV: ejemplificación detallada
y aleccionadora sobre los estragos de la muerte en nobles, príncipes y otros
personajes, concretos y bien conocidos, de su época.
-Coplas XXV-XLV: glosa laudatoria de la
figura de su padre Rodrigo Manrique y de su muerte ejemplar, aceptada con
serena resignación cristiana.
2)
Temas
Manrique vierte un pensamiento a medio
camino entre lo medieval y lo renacentista:
+ La muerte grotesca y aterradora (como aparece
en las “Danzas de la muerte”, literatura popular dramática de moda en sus días)
deja paso a una figura más natural, sin rasgos desagradables.
+ Existen tres vidas: la humana, efímera,
vana y peligrosa, pues se puede perder la importante, la tercera. La de la
fama, ganada tras morir gracias a la nobleza u obras de las personas; es
consolatoria, pero poco consistente. La tercera y más importante es la eterna,
que se gana gracias a las virtudes cultivadas en vida. Garantiza la vida eterna
celestial, divina, verdadero objetivo de todo buen cristiano.
+ La Fortuna todo lo revuelva y muta sin
cesar, de modo que fiarse de la estabilidad de las cosas es un peligroso
espejismo.
+ El tiempo huye (tempus fugit), la vida es efímera (vita brevis) y el hombre es un caminante o peregrino (homo viator) en este mundo hacia el
destino mortal. Son tópicos clásicos que Manrique conoce bien y exhibe con
contundencia y claridad.
+ La certeza inexorable de la muerte la
expresa con el tópico más querido por el poeta: Ubi sunt? (¿Dónde están?), que él romancea con las expresivas
fórmulas ¿Qué se hizo…?, ¿Dó está…?, ¿Dónde fueron…?
3)
Comentario estilístico
Las notas estilísticas, glosadas muy
certeramente por los estudiosos a lo largo de los siglos, son:
●
Contención de contenido: la obra acota muy bien su significación y
delimita un campo conceptual concreto y familiar al lector: todos hemos de
morir, pobres y ricos, nobles y plebeyos.
●
Claridad expresiva: Manrique emplea un lenguaje natural, nada
alambicado; huye de oscurantismos conceptuales (de moda en cierta poesía del
cancionero, vigente en sus días) para ganar eficacia comunicativa.
●
El ritmo, marcado por el tipo de estrofa, es sereno, solemne,
repetitivo, repiqueante. Recuerda mucho el tono funeral de canciones y sermones
de su época.
●
La elección estilística de Manrique tiende a la expresividad
directa y transparente: símiles, metáforas, paralelismos, antítesis,
bimembraciones, etc. forman una suerte de alegoría que envuelve todas las
coplas: la vida es breve, la muerte acecha y hay que estar preparados, como en
efecto lo hizo Rodrigo Manrique, que acepta con conformidad y esperanza la
llegada de la muerte, pues la vida eterna pronto comenzaría para él. Vemos que
las imágenes creadas operan eficazmente en la mente lectora.
●
El didactismo es bien patente: los verbos en modo imperativo o
subjuntivo advierten, exhortan o llaman la atención sobre el núcleo temático
central: la muerte nos acecha. El tono admonitorio recorre el poema y advierten
al lector para que no se engañe en su pensamiento vital.
●
Movimiento conceptual de lo general a lo particular, de lo
abstracto a lo concreto; primero expone una filosofía y una visión del mundo
válida para todos; luego la ejemplifica con figuras de su tiempo; finalmente,
se particulariza en la figura de su padre Rodrigo Manrique.
●
Equilibrio antitético, como dos líneas paralelas, que recorren
toda la composición: vida / muerte; salvación / condena; tierra / cielo;
temporal /eterno; infierno / cielo; placer / dolor; pasado / presente; se
podrían aducir algunas más, pero no afectarían al contenido general.
1.2. Comentario de un texto de las Coplas
XII
Pero digo
que acompañen 1
e lleguen fasta la fuessa
con su dueño:
por esso non nos engañen,
pues se va la vida
apriessa 5
como sueño,
e los deleites d'acá
son, en que nos deleitamos,
temporales,
e los tormentos
d'allá, 10
que por ellos esperamos,
eternales.
XIII
Los plazeres e dulçores
desta vida trabajada
que tenemos, 15
non son sino corredores,
e la muerte, la çelada
en que caemos.
Non mirando a nuestro daño,
corremos a rienda
suelta 20
sin parar;
desque vemos el engaño
y queremos dar la vuelta
no hay lugar. 25
Estas dos estrofas plantean muy bien el
núcleo del pensamiento de nuestro poeta Jorge Manrique: la vida acaba en la
muerte mucho antes de lo que creemos y
la irresponsable actitud del hombre
persiguiendo bienes terrenales lo acercan
a una condena infernal.
En la primera estrofa de nuestro
comentario, el yo poético nos advierte que, si nos acercamos a la tumba
(“fuessa”) de un fallecido, podemos comprobar in situ que allí queda no sólo el difunto, sino sus afanes, sus
bienes y posesiones, etc. La vida es “como un sueño” (doscientos años antes del
gran drama de Calderón de la Barca, podemos comprobar que el tema ya tenía su
vigencia literaria), por lo que no conviene tomarla muy en serio, pues ni
siquiera tenemos certeza de en qué consiste. En la segunda sextilla establece
una típica antítesis desarrollada
paralelísticamente: “deleites” que son “temporales” se oponen a
“tormentos” que son “eternales”. La
elección del buen cristiano debe estar clara y no dejarse arrastrar por el
señuelo del placer, pues no es duradero y nos conduce a los infiernos.
En la estrofa XIII se desarrollan dos
metáforas de atmósfera bélica: los “plazeres e dulçores” de la vida, es decir,
cierto sentimiento de triunfo o victoria, son pasillos que nos conducen a la
trampa, la “celada”, en la que nuestro mortal enemigo, se entiende que el
diablo, nos gana la batalla. La segunda sextilla es una explicación de la
primera, en términos más genéricos y aleccionadores: el “daño” que nos hacemos
dejándonos arrastrar por los placeres mundanos sólo son un engaño. Cuando lo
comprendemos, “no hay lugar” para abandonarlo y dar la vuelta. Es como un
ejército conducido por un corredor estrecho a un lugar donde los enemigos lo
masacran sin posibilidad de defenderse.
La claridad del lenguaje, la propiedad y
llaneza del lenguaje, tanto en los términos abstractos como concretos, saltan a
la vista: “fuessa”, “celada” (en cualquiera de sus dos significaciones, según
el DLE: “1. f. Emboscada de gente
armada en paraje oculto, acechando al enemigo para asaltarlo descuidado o
desprevenido. 2. f. Engaño o fraude dispuesto con artificio o disimulo.”), etc.
son vocablos bien conocidos por sus contemporáneos.
El lenguaje abstracto también es
transparente y directo: “daño”,
“engaño”, “plaçeres”,
“tormentos”, etc. son términos familiares que se podrían oír, por ejemplo, en
cualquier sermón de un oficio religioso.
Las sextillas (8a, 8b, 4c, 8a, 8b,
4c, repetida) imprimen un ritmo de
lectura solemne, grave y severo; el
corte del verso quebrado obliga a una breve pausa, no sólo de lectura,
sino de pensamiento; contribuye así a la contención y al ritmo fúnebre de
lectura, muy de acuerdo con el contenido.
Estas dos estrofas resumen muy bien el
contenido del conjunto: advertencia al lector sobre la brevedad de la vida y la
conveniencia de saber evitar las trampas que nos llevarían a una condena
eterna. Estamos en el primer apartado de las Coplas, es decir, las que exponen de modo genérico la visión de la
vida de nuestro poeta, que no es otra que la predicada por la Iglesia en su
momento, añadiendo algunas gotas de estoicismo precavido y cierta amargura de
noble que comprueba, con estupor, que, al final, todos somos iguales en el
trance de la muerte.
2.
PROPUESTA DIDÁCTICA
2.1.
Actividades de comprensión lectora sobre el texto
1) Resume el contenido de las dos
estrofas.
2) Señala el tema y los apartados
temáticos. Indica razonadamente en qué sección temática de la obra se hallan.
3) Realiza un análisis métrico y
estrófico e indica también tipo de rima usada.
4) Localiza y explica sobre seis
recursos estilísticos y cómo actúan en el poema.
5) Explica los tópicos que
aparecen en estas estrofas y señala el resto de los usados por el poeta.
2.2.
Actividades de interpretación
y valoración, ABP y aprendizaje de pensamiento
1) Sobre el tema del texto:
escribe un texto argumentativo aportando tu opinión personal razonadamente (130
palabras).
2) Realizar un cartel o póster en
el que visualicen las antítesis de la visión de la vida de Jorge Manrique.
3) Recitar parte de la obra con
música de fondo a tono con el contenido e imágenes del mismo tipo.
4) Rodrigo Manrique murió de
cáncer, con el rostro desfigurado por la enfermedad. Jorge Manrique murió a los
39 años en el campo de batalla. Ambos pasaron con creces la media de vida en la
media, no más allá de los 30 años, menos para las mujeres. ¿No había motivos
para abrazar una visión amarga y escéptica de la vida? Razona sobre la
cuestión.
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