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LOPE
DE VEGA: "EL ACERO DE MADRID" (COMEDIA DE CAPA Y ESPADA)
- ANÁLISIS
1) Resumen
El
acero de Madrid (h.
1608) es una de las comedias más hermosas y divertidas del teatro nacional
español. Lope de Vega realizó un prodigio, uno más, de composición teatral
pleno de aciertos literarios y humanos. Podemos adelantar que las figuras
femeninas ostentan caracteres fuertes, enérgicos y reivindicativos, lejos de
mojigaterías o estereotipos.
Belisa y Lisardo, dos jóvenes nobles, se
conocen en el entorno de la iglesia (al estilo de Calisto y Melibea, lo que
parecería un guiño de Lope al clásico) y se enamoran fulminantemente. Estamos
en mayo, con buen tiempo y naturaleza agradable. A Belisa la vigila y protege
su tía Teodora, mujer de hábitos y moral aparatosa y estricta. Le obliga a su
sobrina a caminar mirando al suelo, temerosa del intercambio de miradas.
Lisardo, algo menos noble y de posibles más reducidos, le corresponde con
fervor. Ambos se las arreglan para intercambiarse mensajes escritos camuflados
en un guante. Todo ello lo favorece su criado Beltrán y su amigo Riselo.
Prudencio, el padre viudo de Belisa, se conforma con llevar su noble casa
conforme a su categoría social, ayudado por Leonor, una esclava (tal como
suena) de cabeza despejada.
Riselo hace que se enamora de Teodora,
quien pronto cae rendida a los encantos del joven, por otro lado, muy enamorado
de Marcela, una joven independiente y de buena posición. Florencio, otro
caballero al uso, requiebra a Marcela, aunque sin correspondencia, puesto que
la muchacha ama de veras a Riselo. Las cosas se complican cuando Octavio, primo
de Belisa, llega a la casa de visita, acompañado de su criado Salucio. Pronto
cae rendido ante los encantos de su prima y sufre de amores.
Belisa levanta una farsa de lo más
original: hace que Beltrán, el criado de Lisardo, ejerza de médico y la atienda
a ella, enferma fingida de "opilación" (cierre de vías corporales,
como las excretoras; solía ser un mal femenino porque se adquiría por tomar
barro, o tierra, en pequeñas dosis, para aumentar la palidez y blancura de la
piel del rostro; era costumbre muy extendida entre la nobleza barroca). El
"médico" Beltrán, acompañado de su "ayudante" Lisardo,
receta a Belisa tomar el acero, es decir, beber aguas ferruginosas, al parecer
curativas, pues se les suponía curativas y lenitivas. Esas aguas había que
tomarlas al amanecer y acompañado el proceso con grandes paseos por el campo.
Atocha y El Prado eran las fuentes y lugares más frecuentados para ese tipo de
curas. Esta cura permitiría que los dos jóvenes enamorados se pudieran
comunicar. Poco después, la receta incluye que a Belisa le hablen cariñosamente
para no perder el sentido, a lo que Lisardo accede de buena gana, ante el
estupor de Teodora y la teatralización perfecta de Belisa, muy
"desmallada" en manos de su amor.
Teodora se rinde ante los encantos de
Riselo y lo desea como marido, olvidándose de su antigua vida disciplinada y
lejos del amor mundano. Octavio le confiesa a su tío que se ha enamorado de su
prima Belisa y le pide su mano, cosa que le concede en el acto; pronto llega la
dispensa religiosa y conciertan el matrimonio. Cuando Marcela se entera de
Riselo se ha declarado ante Teodora, rechaza al joven, que lucha por
recuperarla, aunque sin éxito; además, Marcela favorece a Florencio, su otro
pretendiente, y se preocupa de darle celos y tramar su venganza. Riselo lucha
entre la fidelidad a su mejor amigo y la amorosa, por lo que se ve en un brete
irresoluble.
La trama se embrolla al máximo cuando
Prudencio y Octavio capturan a Beltrán y descubren que es un farsante. Éste no
tiene inconveniente en confesar la verdad porque piensan torturarlo al modo
inquisitorial, así que su futuro no le hace gracia. Sin embargo, Belisa lo
libera, en un descuido de su padre y primo, y, disfrazados, huyen a casa de
Riselo, donde se hallan su amado, su amigo y Marcela. El padre y el primo les
siguen la pista y también se juntan al grupo. El final, lleno de intriga y
diversión, es sorprendente y esperable a partes iguales: Marcela y Riselo
restauran su relación amorosa; Belisa (descubriendo su rostro, oculto hasta
entonces) y Lisardo logran la aprobación de Prudencio y se anuncian bodas;
Beltrán y Leonor, criados, también reconocen y anuncian su noviazgo.
Como alguien debe perder, esta vez les
toca a Octavio y Lisardo, que quedan compuestos y sin novia; Teodora también
sale malparada, pues su descubre su beatería y queda sola. Aquí parece que Lope
se encargó de no que no saliera impune su estricta moral de fachada. Tomar el
acero puede ser bueno para el amor y la felicidad de las personas, pues
favorece la comunicación, la naturalidad y la espontaneidad. No hizo falta
"tomar el acero" en el sentido violento, es decir, tirar de espada
para arreglar conflictos, pero sí beber las aguas ferruginosas y darse buenos
paseos para alcanzar la dicha del amor. El doble sentido del título queda así
confirmado con el desarrollo argumental en su sentido más festivo y risueño.
2) Personajes
Los personajes son consistentes y
verosímiles. En concreto, los femeninos nos resultan sorprendentemente
modernos. Son mujeres con ideas claras, frescas, determinadas, una punta de rebeldía
y otra de protesta por el encorsetamiento social al que se veían sometidas;
aceptan el terrible peso de la honra, pero no dejan de sufrir y lamentar su
tiranía ritual y social, con la correspondiente obsesión por las relaciones
amorosas fuera del manual del matrimonio. Belisa y Marcela muestran tomar
decisiones por su cuenta para protegerse y alcanzar lo que desean; no son
tontas ni locas: su inteligencia práctica les permite engañar y despistar a los
celosos vigilantes de honras ajenas. Su final feliz es una compensación a sus
sacrificios de mujer. Aquí, Lope es muy comprensivo con las féminas.
La vieja trampa de convertir a un
aficionado en médico es también un tema antiguo y de largo recorrido literario.
Lope lo maneja con soltura, gracia y una chispa que desata la sonrisa de los
espectadores. Beltrán, personaje que ejerce este papel, habla con dobles
sentidos, dilogías, ironías y alusiones con una chispa asombrosa y divertida.
3) Interpretación
El retrato social de la vida diaria
madrileña es de una plasticidad asombrosa, por palabra y por acción. Ante
nuestros ojos desfilan oficios, actividades, colores, olores, calles estrechas
y malolientes y prados amenos y frondosos. Observamos cómo el pueblo, la gente,
en su diario vivir, acude al ocio y al negocio con la rutina esperable. Van a
misa, toman el acero, hacen la compra, desayunan opíparamente los ricos y
pobremente los alcanzados, etc. Estamos ante un retrato animado de gran belleza
y verdad de la capital de España y del imperio. Antes de que Mesonero Romanos y
Galdós crearan una imagen literaria de Madrid, Lope se anticipó felizmente con
su comedia.
4) Construcción
dramática
En lo demás, la comedia cumple
sobradamente los criterios más estrictos de la fórmula lopesca: polimetría,
presencia de la música popular y folclórica, discurrir de dos o más acciones,
mezcla de elementos cómicos y trágicos, etc. El conjunto forma una de las obras
teatrales más auténticas y significativas del teatro lopesco y, en
consecuencia, español barroco.
- PROPUESTA
DIDÁCTICA
2.1.
Actividades de comprensión lectora
-Resumir
el contenido.
-Crear
un esquema o mapa conceptual de los personajes, el papel que representan y los
tipos de relaciones que se establecen entre ellos.
-Presentar
la vida cotidiana de los distintos grupos sociales.
-Explicar
el lugar y el tiempo en que se desarrolla la acción dramática.
2.2.
Actividades de interpretación y
valoración
-Aquilatar
la fuerza del amor en los jóvenes y cómo actúa.
-Explicar
y valorar los usos médicos en torno a la opilación y tomar el acero.
-Describir
la vida de una joven noble, o doncella, en la época, en la capital de España.
-Ordenar
los "trucos" de que se valen los enamorados para comunicarse y
apreciar su eficacia.
-Inferir
y valorar la preocupación principal de: Prudencio, Belisa, Teodora, Leonor,
Octavio, Lisardo, Riselo, Marcela y Beltrán. Se puede apreciar así las
motivaciones existenciales de la mayoría de la sociedad.
2.3. Sugerencias para actividades de proyecto
(ABP)
-Representación
de la obra, o una parte de ella; la lectura dramatizada también posee un
rendimiento pedagógico muy poderoso.
-Presentación
por infograma o diapositivas de la trama y sus accidentes, destacando las
causas de los hechos.
-Estudio
de la sociedad barroca madrileña en diversos aspectos: amorosos, sociales,
económicos, religiosos, ideológicos, etc. Un panel o póster con los resultados
es muy esclarecedor.
-Exploración
sobre el papel de la mujer en la sociedad barroca española: miedos, esperanzas,
actividades, expectativas de vida, etc.
-Indagación
sobre los médicos y su mala fama en esa época; buscar otras obras donde se los
critique y las razones de esa actitud.
2.4.
Comentario de texto
Se
ofrece la segunda escena del primer acto de la comedia para comentar, en clase
o en casa, oral o escrito, individual o en grupo, aspectos de contenido,
métrica, sociológicos, retóricos, etc.
(Salen
Belisa y Teodora con mantos: la Teodora es tía de Belisa, y ha de
traer un hábito de beata, manga en punta, con una Imagen de la Concepción en el
escapulario.)
Teodora.- Lleva cordura y
modestia: 1
cordura en andar despacio,
modestia en que solo veas
la misma tierra que pisas.
Belisa.- Ya hago lo que me
enseñas. 5
Teodora.- ¿Cómo miraste
aquel hombre?
Belisa.- ¿No me dijiste que
viera
solo la tierra? Pues dime:
¿Aquel hombre no es de
tierra?
Teodora.- Yo la que pisas
te digo. 10
Belisa.- La que piso va
cubierta
de la saya y los chapines.
Teodora.- ¡Qué palabras de
doncella!
Por el siglo de tu madre
que yo te quite esas
tretas… 15
¿Otra, vez lo miras?
Belisa.- ¡Yo!
Teodora. ¿Luego no le
hiciste señas?
Belisa.- Fui a caer como me
turbas
con demandas y respuestas;
y miré quien me
tuviere. 20
Riselo.- Cayó: llegad a
tenerla.
Lisardo.- Perdone vuestra
merced
el guante,
Teodora.- ¡Hay cosa como esta!
Belisa.- Besoos las manos,
señor:
que, si no es por vos,
cayera. 25
Lisardo.- Cayera un ángel,
señora,
y cayeran las estrellas
á quien da más lumbre el
sol.
Teodora.- Y yo cayera en la
cuenta.
Id, caballero, con
Dios. 30
Lisardo.- El os guarde, y
me defienda
de condición tan extraña,
Teodora.- Ya caíste: irás
contenta
de que te dieron la mano.
Belisa.- Y tú lo irás de
que tengas 35
con que pudrirme seis días.
Teodora.- ¿A qué vuelves la
cabeza?
Belisa.- ¿Pues no te parece
que es
advertencia muy discreta
mirar en donde caí 40
para que otra vez no vuelva
A tropezar en lo mismo?
Teodora. ¡Ay! ¡mala pascua
te venga!
¡Y cómo entiendo tus
mañas...!
¿Otra vez? ¿y dirás que
esta 45
no miraste el mancebito?
Belisa.- Es verdad.
Teodora.- iLo confiesas!
Belisa.- Si me dio la mano
allí,
¿No quieres que lo
agradezca?
Teodora.- Anda: que
entrarás en casa, 50
Belisa.- ¡Oh, lo que harás
de quimeras!
(Vanse.)
Riselo.- Ya traspusieron la
calle.
Lisardo.- ¡Ay de mí!
Riselo.- ¿Quién es aquella
harpía que la convierte?
Lisardo.- Una tía, que
pudiera 55
ser abuela de la envidia:
porque es entre fraila y
dueña;
águila de medio arriba,
de medio abajo culebra.
Todos mis intentos
muda: 60
ni hablarla ni verla deja.
Escribir es imposible:
con más ojos que Argos
vela.
(Sale
Beltrán, criado de Lisardo.)
Beltrán. Aguardé que te
apartases
de aquella Circe
cruel, 65
para que cierto papel
A diamantes me feriases.
Y es de balde, aunque me
dieras
por cada letra un diamante.
Lisardo.- ¿Es burla,
Beltrán ? 70
Beltrán.- ¿Delante
de Riselo burla esperas?
Lo menos he referido;
tal favor viene con él
que la funda del papel
se vale lo que te
pido, 75
(Muéstrale
un guante.)
Al salir me vio Belisa:
hízome con una estrella
señas,
tan linda que en ella
vieras
del alba la risa'.
Llegó a la pila del
agua: 80
fingió quererla tomar;
y volviéndome a mirar,..
¡mira el enredo que fragua!
metió un papel en un
guante,
y de la cruz lo colgó 85
como perdido: a quien yo
luego me puse delante.
Mio
es,
dije a la gente
que a tomar agua llegaba;
y el sol, que ya
caminaba, 90
volvió la luz a su oriente.
Riose de la presteza
y gracia con que tomé
el guante.
Lisardo.- Muestra: y diré
que ha igualado a su
belleza 95
su divina discreción.
Beltrán.- ¿Pues no lo
agradeces más?
Lisardo. A este guante
deberás
calzas, ropilla, y jubón.
Beltrán.- ¡Oh milagro
soberano 100
y de ningún hombre oído,
que un guante hiciese un
vestido
siendo oficio de la mano!
¿Y el papel? ¿qué das por
él?
Lisardo.- Camisas por él
tendrás. 105
Beltrán.- Oh papel que has
hecho
más que un molino de papel
y tan semejante fuiste,
que os quedáis los dos
parejos,
pues todos mis lienzos
viejos 110
limpios y nuevos hiciste.
Lisardo.- iGuante! si con
vos no hago
locuras, es porque quiero
ver este papel primero:
perdonadme si no os
pago 115
el ser cubierta importante
de este precioso favor.
Pobre estaba, pues amor
pidió limosna en tal
guante;
pero qué mucho que en
él 120
venga el papel que me
envía,
pues allá también cubría
una mano de papel.
Y pues por ella lo gano,
y de mano tanta fe, 125
con justa causa diré
que es pliego de aquella
mano»
Beltrán.- Encareces con
razón
la mano por su hermosura
y su fe, pues te
asegura 130
que es papel del corazón.
Lee, señor, por tu vida .
Lisardo.- Leo poniendo en
mis ojos
de tanto amor los antojos,
pues hay alma que los
pida. 135
(Lee el
papel.)
"Mientras duerme la
envidia de esta tía,
y la esclavilla, si
despierta, vela,
te escribo a media noche,
lumbre mía.
Y pues vivir no puedo sin
cautela,
oye dos cosas que el amor
piadoso 140
para nuestro remedio me
revela.
Yo voy fingiendo, mi
querido esposo,
que estoy descolorida y
opilada
para engañar un padre tan
zeloso
y una tía tan mal
intencionada. 145
Busca un médico amigo que
me vea,
y avísale de todo, si te
agrada.
Este dirá que solo quien
pasea
con el acero aqueste mes de
mayo
sana de aqueste mal. Porque
lo crea, 150
yo fingiré también algún
desmayo.
Daráme los jarabes de
livianas
cosas, aunque mi amor no
teme un rayo
Saldré con este achaque las
mañanas,
tal vez a Atocha , al Prado
, y tal al Soto: 155
que por ti juzgaré las
cuestas llanas.
Y por si aqueste velador
piloto
de mi nave medrosa va
conmigo,
no te espantes del hábito
devoto.
Llévate al lado algún
discreto amigo, 160
y dile que con ella finja
amores:
quizá me dejará que hable
contigo.
Esto me enseña amor, que
mis temores
vence con su poder: que
amar aprisa
no sufre espacio. Si los
hay mejores, 165
dime tú los remedios. Tu
Belisa."
¿Qué te parece?
Riselo.- Que creo
que su amor y discreción
no tienen comparación
sino en su mismo
deseo. 170
Actividades sobre el
fragmento:
1)
Resumir
su contenido.
2)
Acotar
los temas que se tratan.
3)
Caracterizar
los personajes que intervienen.
4)
Explicar
la métrica.
5)
Señalar
los recursos estilísticos que crean significado.
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