León (XI-2020) © SVM |
RAFAEL ALBERTI: “EL TONTO DE
RAFAEL”
Por las calles,
¿quién aquél? 1
¡El tonto de Rafael!
Tonto llovido del cielo,
del limbo, sin un ochavo.
Mal pollito colipavo, 5
sin plumas, digo, sin pelo.
¡Pío-pic!, pica, y al vuelo
todos le pican a él.
¿Quién aquél?
¡El tonto de Rafael! 10
Tan campante, sin carrera,
no imperial, sí tomatero,
grillo tomatero, pero
sin tomate en la grillera.
Canario de la fresquera,
15
no de alcoba o mirabel.
¿Quién aquél?
¡El tonto de Rafael!
Tontaina tonto del higo,
rodando por las esquinas
20
bolas, bolindres, pamplinas
y pimientos que no digo.
Mas nunca falta un amigo
que le mendigue un clavel.
¿Quién aquél? 25
¡El tonto de Rafael!
Patos con gafas, en fila,
lo raptarán tontamente
en la berlina inconsciente
de San Jinojito el lila. 30
¿Qué runrún, qué retahíla
sube el cretino eco fiel?
¡Oh, oh, pero si es aquél
el tonto de Rafael!
Publicado en la revista Lola
(1928), luego incorporado a distintos poemarios como Marinero en tierra y otros libros posteriores.
- ANÁLISIS
- Resumen
Rafael Alberti
(El Puerto de Santa María, Cádiz, 1902 – 1999) es uno de los más originales y
sorprendentes poetas de la Generación del 27. Pasó por varias etapas creativas,
en las que dejó libros muy importantes: neopopulismo, surrealismo, poesía
social, poesía del exilio tras la guerra civil española, etc.
El poema que
ahora comentamos está a medio camino entre la poesía neopopular, por tema y
tono, y la vanguardista, por las imágenes descoyuntadas, la ruptura de las
formas métricas clásicas y cierta tendencia al juego poético jocoserio. Muchos
de los efectos fónicos y léxicos se producen a través de la paronomasia y la
onomatopeya. Lo que crea un vivo contraste con la expresión velada de un
sentimiento de malestar personal, que incluye la ruptura de la lógica
cotidiana.
El poema se
resume en un “retrato burlesco” (es la etiqueta más repetida entre la crítica)
que Alberti realiza de sí mismo. El poeta se transfigura en un yo poético
pobre, errabundo, desnortado, risible, aunque con unos pocos amigos que lo
sostienen a duras penas. Se dibuja a sí mismo como un individuo que avanza,
física y metafóricamente, por la vida sin rumbo, sin criterio, haciendo
tonterías porque no sabe hacer otra cosa. El yo poético está desdoblado, lo que
significa que los verbos aparecen en tercera persona, y no primera. Es como si
se viera en un espejo y describiera fría y, al tiempo, ásperamente, al
personaje que ve, sin importarle o sin ser consciente que es él mismo. El
nombre del personaje descrito coincide con el del poeta: Rafael. Por cierto, el
yo poético se deja ver cuando afirma: “sin plumas, digo, sin pelo” (v. 6);
quien se ve en el espejo, también se deja ver en el poema.
Se llama a sí mismo “tonto” (v.3), por primera vez muy pronto. Luego repite esa palabra siete veces, sin contar “tontaina”, “lila” y “cretino”, adjetivos descalificadores aplicados al “tonto de Rafael”. Las cinco imágenes que, vía metafórica principalmente, le endilga a Rafael también son terribles: “tonto llovido del cielo” (v.3); “mal pollito colipavo” (v.5); “grillo tomatero” (v. 13), “canario de la fresquera” (v. 15), “tonto del higo” (v. 19). Las dos últimas imágenes del poema cierran hiperbólicamente la tontuna que encierra el personaje: es tan idiota que lo raptarán, sin saberlo, para la corte de un santo popular, falso y risible: “San Jinojito el lila” (v.30). Por donde pasa, se levantan voces –acaso de burla, de asombro o de rechazo— que crean un eco “cretino” (v.32), metonimia de la estupidez de Rafael el tonto.
- Tema
El asunto principal de este poema es la presentación de un retrato satírico-humorístico de un hombre estúpido, más o menos identificable con el yo poético, que remite al propio poeta, pues la coincidencia del nombre así invita a pensarlo.
- Apartados temáticos
Como el poema
está dividido por la aparición de un estribillo, es fácil percatarse de que
cada estrofa o cada tramo de versos entre el estribillo forma una sección de
contenido. Así, tenemos:
-Una primera
parte (vv. 1-2) que, es el estribillo, que luego se repetirá cuatro veces (vv.
9-10, 17-18, 25-16 y 33-34), con pequeñas variaciones. Se pregunta en una
interrogación retórica, elíptica en sí misma, sobre alguien que aparece a la
vista y resulta ser “¡El tonto de Rafael!”.
-La segunda parte
(vv. 3-8) refiere que Rafael es pobre, feo y blanco de castigos o burlas de los
demás (“todos le pican a él”, v. 8).
-La tercera
parte (vv. 11-16) lo presenta como humilde, insignificante (el yo poético lo
animaliza comparándolo con un grillo tomatero, pero sin tomate, y un canario
nada noble).
-La cuarta
parte (vv. 19-24) lo presenta como doblemente tonto y errando por las calles,
sin rumbo y metido en líos. Sin embargo, algunos amigos le ayudan a sacarlo de
esos malos pasos.
-La quinta parte (vv. 27-32) lo presentan como personaje pasivo. Algunos malvados (“patos con gafas”, v. 27) lo raptarán para engrosar la corte de un personaje de ficción popular, carnavalesco y bromista: “San Jinojito el lila”, es decir, el príncipe o santo de los tontos. Luego el yo poético oye un ruido de fondo, como de algo inaudito que ocurre: es el tonto de Rafael que se acerca.
- Análisis métrico, de rima y estrófico
Alberti realiza
un alarde de originalidad métrica con este poema, mezclando elementos
tradicionales y populares con otros más rupturistas y innovadores. Los versos
son mayoritariamente octosílabos, excepto el primero del estribillo, que es
tetrasílabo (no se respeta en el estribillo primero (v. 1) y último (v. 33),
que también son octosílabos). El verso tetrasílabo guarda un parecido lejano
con la copla de pie quebrado o sextina manriqueña.
La rima es muy regular: primero el estribillo, que forma un pareado (a, a); luego una redondilla (b, c, c, b); sigue un verso de vuelta (b) y otro de enlace (a); y así sucesivamente en el resto de las estrofas. Como se puede apreciar, la estructura corresponde, más o menos, a la de un villancico; también recuerda, más lejanamente, la del zéjel.
- Empleo de los recursos estilísticos
El poema se
basa en el empleo repetido y llamativo de la onomatopeya (“¡Pío-pic!”, v. 7;
“bolas, bolindres, pamplinas”, v. 21; etc.), la interrogación y la exclamación
retóricas que aparecen en el estribillo (repetido cinco veces): “¿Quién aquel?
/ ¡El tonto de Rafael!” (vv. 9-10, por ejemplo). Acompañan a estos recursos la
derivación o políptoton (“pica” - “pican”, vv. 7-8; “tomate” - “tomatero”, vv.
12-14; tonto – tontamente, vv. 26-2); la repetición (“tomatero”, vv. 12-13); la
antítesis (“no imperial, sí tomatero”, v. 12); etc.
La
animalización es evidente, con una intención degradante y jocosa. Al “tonto de
Rafael” lo asimila con un “mal pollito colipavo / sin plumas, digo, sin pelo”
(vv. 5-6). Luego, lo identifica con un grillo tomatero sin tomate (vv. 12-14).
Sigue otra con un canario de la fresquera, más vulgar y distinto al de alcoba o
girasol (vv. 15-16). Ahí acaba esta animalización para continuar con imágenes
risibles y degradantes, sin perder la figura humana (ahora la pierden otros,
como los esbirros de San Jinojito, que son “patos con gafas”). En esta línea,
lo adjetiva de “tonto llovido del cielo” (v. 3), “Tontanina tonto del higo” (v.
19). Los versos finales encierran una hipérbole degradante: es tan tonto que
por donde pasa levanta un murmullo que es un “cretino eco fiel” (v. 32) de su
propia estampa.
También juega
un papel importante la sinonimia (sobre todo, referida al concepto de “tonto”),
diseminada a lo largo del poema; y la enumeración (“bolas, bolindres,
pamplinas”, v. 21)
El conjunto del poema muestra imágenes muy poderosas y sensitivas –visuales y acústicas--, incluso un tanto agresivas. Todo ello nos muestra a un poeta con alto dominio del lenguaje poético y virtuoso de la lengua.
- Contextualización socio-histórica y
autorial
Rafael Alberti
es un estupendo poeta de la Generación del 27. Como en el resto de los miembros
de su grupo poético, se aprecia una poesía inicial neopopulista, para pasar
luego a una fuerte influencia de las Vanguardias. Justamente en este poema
podemos apreciar ambas corrientes. Alberti era entonces un joven de 26 años, en
fase de formación, sometido a fuertes tensiones internas sobre su proyecto de
artista (por ejemplo, dudó mucho entre decantarse por la pintura o por la
literatura).
Al lado de una métrica tradicional y de recursos más previsibles, aparecen imágenes de ecos surrealistas (“Patos con gafas, en fila, / lo raptarán tontamente / en la berlina inconsciente / de San Jinojito el lila” vv. 27-30), ruptura del orden lógico del discurso (“bolas, bolindres, pamplinas / y pimientos que no digo”, vv. 21-22). Asociaciones audaces entre términos que a duras penas guardan lógica, como en el ejemplo previo, etc. En esta línea, el choque soterrado pero permanente entre lo serio y festivo, entre la reflexión algo amarga y la imagen graciosa y humorística, circulan por todo el poema y le aportan una enorme riqueza interpretativa. Justamente esta mezcla de ambos elementos hace de este poema un magnífico ejemplo de poesía libre, irreverente, como buscando un espacio de expresión no convencional.
- Interpretación
No es fácil
contestar a la pregunta: ¿qué me quiere transmitir el poeta? Por momentos, lo
festivo y medio carnavalesco parecen primar, pero pronto llegan imágenes
sombrías de severa censura contra sí mismo. Parece que se ríe de sí mismo y que
lamenta con amargura su tontería. Esta anfibología semántica y significativa
está presente en todo el poema y es lo que deja al lector, tras su lectura, un
rictus que primero es de risa y luego de pena, o de duda.
La factura formal del poema es impecable, musical, intensamente visual y muy impactante. Cada imagen se clava en el lector con intensidad y firmeza. Sin embargo, todo se ve cuestionado sobre la intención que le debemos dar a todo ello. ¿Bromas o veras? ¿Verdad o mentira? ¿Juego o reflexión? El lector ha de decidir por sí mimo y, en definitiva, entrar en el juego literario de Alberti: soy y no soy yo, ¿tú, lector, lo sabes mejor que yo? Y con esta interrogante nos deja.
- Valoración
Estamos ante un
hermoso poema, plurisignificativo, jocoserio y ambiguo. El destrozo que el
poeta hace de su propia imagen se ve compensada por el componente lúdico y
humorístico del texto. La impecable factura formal y el torrente de imágenes
incisivas nos permiten apreciar a un Alberti joven y como despreocupado, pero,
al mismo tiempo, preocupado por indagar en su verdadera personalidad.
- PROPUESTA DIDÁCTICA
(Estas actividades se pueden desarrollar y realizar de modo oral o escrito, en el aula o en casa, de modo individual o en grupo. Algunas de ellas, sobre todo las creativas, requieren material o herramientas complementarias, como las TIC).
2.1. Comprensión lectora
1)
Resume el poema (100 palabras, aproximadamente).
2)
Señala su tema principal y los secundarios.
3)
Delimita los apartados temáticos del poema.
4)
Analiza los aspectos métricos y de rima; deduce la estrofa empleada.
5)
¿Qué tono tiene el poema: positivo, optimista, burlesco, o todo lo contrario?
6)
Señala las imágenes más importantes que jalonan el poema, sobre todo las
referidas a la imagen del “tonto Rafael” y su identificación con objetos y
animales risibles o despreciables.
7) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean significado. Fíjate especialmente en el juego con los sonidos y la repetición de palabras.
2.2. Interpretación y pensamiento analítico
1)
¿Qué animales aparecen en el poema? ¿Simbolizan valores positivos o negativos?
2)
Indica los tipos de emoción que expresa el yo poético sobre sí mismo.
3)
Fíjate en las actividades que realiza el tonto Rafael: ¿son buenas o malas,
importantes o insignificantes? ¿Qué importancia poética posee la gente en el
poema?
4)
¿Cómo se aprecia en el texto el valor de la amistad? ¿Y del desprecio?
5)
El poema afirma que Rafael es un “tonto llovido del cielo” (v. 3). ¿Qué quiere
decir esa expresión exactamente?
6)
En el poema se aprecia como si el poeta sintiera pena o desprecio por el tonto
de Rafael. Localiza expresiones donde se vea esta contradicción.
7) Explica el sentido de la expresión “Mas nunca le falta un amigo / que le mendigue un clavel” (vv. 23-24).
2.3. Fomento de la creatividad
1)
Escribe un poema o texto en prosa que exprese el retrato risible de un
personaje, que puede ser como una imagen chistosa de uno mismo.
2)
Imagina y transcribe una conversación o plática el tonto de Rafael y el poeta
Rafael Alberti.
3)
Realiza una exposición sobre Rafael Alberti, su poesía y su tiempo, para ser
presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o
pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc.
4)
Aporta o crea imágenes --de animales, por ejemplo--, o localiza melodías
musicales que sirvan para describir a una persona muy determinada (muy
inteligente, muy activo, muy buen deportista, etc.).
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