28/02/2021

Juan Ramón Jiménez: "El viaje definitivo"; análisis y propuesta didáctica

 

Ourense (II-2021) © SVM

Juan Ramón Jiménez - El viaje definitivo

… Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros                     1

cantando;

y se quedará mi huerto, con su verde árbol,

y con su pozo blanco.

Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;                5

y tocarán, como esta tarde están tocando,

las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;

y el pueblo se hará nuevo cada año;

y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,  10

mi espíritu errará nostáljico…

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol

verde, sin pozo blanco,

sin cielo azul y plácido…

Y se quedarán los pájaros cantando.                            15

                     Publicado en «Corazón en el viento», en Poemas agrestes (1910-1911)

 

 

 

  1. ANÁLISIS
  1. Resumen

Este hermoso poema es una evocación dolorida, por parte del yo lírico, del lugar donde vive. Se trata de una premonición de su muerte. Imagina cómo quedará su pueblo y su casa tras su desaparición. Para ello, se fija en una serie de elementos que le resultan especialmente queridos: los pájaros, el huerto con su árbol y su pozo, las tardes serenas, el campanario. Extiende después su mirada a las personas, para descubrir que sus seres queridos también morirán; el pueblo entero se renovará cada año. Imagina su espíritu vagando por su huerto, lleno de nostalgia, que es la que ahora siente el yo lírico. En otro nuevo sesgo a su discurso, reconoce que se quedará sin esos elementos amados: hogar, árbol, pozo y cielo. El hilo de continuidad lo establecen los pájaros cantando; ahí siguen.

  1. Temas

El asunto central del poema es la evocación de su propio espíritu y del lugar donde vive tras su futura muerte. Se trata de una premonición dolorosa de su futuro, en soledad, frente a su casa y su pueblo, que ahí seguirán, como si nada hubiera pasado, aunque la renovación de los seres vivos es silenciosa, pero permanente.

  1. Apartados temáticos

El poema presenta tres secciones de contenido, las cuales coinciden con las estrofas que lo componen.

En la primera sección  (vv. 1-7) enuncia el asunto poético y describe minuciosamente el marco natural donde ha vivido hasta ahora; en el futuro, seguirá igual.

En la segunda sección (vv. 8-11) el yo lírico centra su visión premonitoria en los seres queridos y en su propio espíritu, vagando en soledad por su huerto.

En la tercera y última sección (vv. 12-15) se recogen los elementos temáticos antes expuestos. Posee un afán conclusivo y recopilatorio. La repetición de la conjunción “Y” (vv. 12 y 15) expresa muy bien la desazón final, teñida de impotencia, de un yo lírico que comprueba que su muerte será dolorosa, pero la vida seguirá.

  1. Aspectos métricos, de rima y estróficos

El poema consta de quince versos agrupados en una única estrofa, lo que dota de un sentido unitario al texto. La medida de los versos es variada; predomina el dodecasílabo, en arte mayor, que son la gran mayoría; en arte menor, el verso más común es el heptasílabo

 La rima en á-o es asonante y solo en los pares. Estamos, pues, ante una rima romanceada. Podemos decir que estamos ante un poema en verso libre, aunque la rima es la del romance.

 

  1. Análisis estilístico

Este poema es nostálgico, melancólico y reflexivamente pesimista. El yo lírico anuncia su muerte, nombrada eufemísticamente con la expresión “Y yo me iré” (vv. 1 y 12). La suspensión (recurso expresado a través de los puntos suspensivos) inicial es importante porque indica que el pensamiento viene de más atrás y que forma un conjunto, la propia vida del yo lírico, abierto, incierto y accidentado.

El hecho de abandonar el mundo le provoca dolor, porque aquel es hermoso; esta belleza se expresa a través de una metáfora: “Y se quedarán los pájaros cantando” (vv. 2 y 15). Esta realidad, de naturaleza más estética, se ve complementada por otras concretas y cotidianas: el huerto, el árbol y el pozo, metáforas de los objetos y la realidad concreta, entrañable y próxima. Es el contexto en el que vive el yo lírico y su alejamiento forzoso, por la muerte, es doloroso. Los adjetivos cromáticos añaden belleza y entrañabilidad a esos objetos: el árbol es “verde” y el pozo es “blanco” (vv. 3 y 4). Son colores cálidos y agradables.

En el quinto verso, el yo lírico eleva su vista y enumera otras realidades: la tarde, el cielo “azul y plácido” (v. 5) y el tañido de las campanas. Son tres sensaciones (visuales y auditiva, la última) placenteras y hermosas. De nuevo, son metáforas de la propia vida feliz del yo lírico. La pérdida de estos tres elementos incrementan el dolor. El octavo verso imprime una novedad, pues ahora el objeto recreado son las personas amadas; aquí se alcanza la cima de la tristeza prevista para después de la muerte.

Inmediatamente comienza en el verso 9 una oposición complementaria. El pueblo permanece, aunque cada año “se hará nuevo” (v. 9), merced a la repetición de las estaciones, creemos poder deducir. Acto seguido, se introduce el único ente que vivirá eternamente: “el espíritu” (v. 11), que vagabundeará cargado de melancolía en su huerto (expresado por el adjetivo metaforizado “nostáljico” (v. 11), escrito con jota, siguiendo los peculiares criterios personales de Juan Ramón Jiménez en lo que atañe a la ortografía. Vemos que este espacio físico es metonimia de la felicidad y la dicha de vivir.

En el verso 12 comienza una repetición de los elementos que enmarcan la vida del yo lírico. La repetición de todos ellos, precedidos de la preposición “sin” expresan la ausencia dolorosa. Crea estructuras paralelísticas de refuerzo de la significación; unidas al polisíndeton aumentan la impresión de pérdida irreparable. Las dos suspensiones (vv. 11 y 14) aumentan la incertidumbre del futuro y el dolor de la pérdida entrevista. Aquí se produce un fenómeno de diseminación-recolección de los elementos semánticos del poema; y todo bajo una estructura más o menos paralelística.

El conjunto del poema presenta una enorme emotividad contenida; el sentimiento de pena, nostalgia del futuro después de la muerte y la sensación de pérdida irreparable recorren el poema. Otro ingrediente importante es el de la soledad. Aunque el espíritu del yo lírico vuelva, estará solo; incluso los objetos que lo acompañaron en vida, ya no serán igual. Como vemos, estamos ante un poema pesimista y doloroso a causa de la certeza de la muerte. Los “pájaros cantando” es una bella metáfora del presente jubiloso, pero por eso más triste todavía, pues el yo lírico ya no los podrá escuchar post mortem.

  1. Contextualización autorial y socio-cultural

Juan Ramón Jiménez (Moguer, Huelva, 1881 – San Juan, Puerto Rico, 1958), premio Nobel de Literatura en 1956, es uno de los más intensos y significativos poetas españoles del siglo XX. Como miembro de la Generación del 14, aspira a una depuración verbal y conceptual de la poesía para que adquiera una transcendencia y transparencia que, a su juicio, se había perdido en las décadas anteriores, sobre todo a partir de ciertos excesos románticos y modernistas.

Su producción poética se divide en una etapa sensitiva (1898 – 1916), justamente bajo los efectos del tardorromanticismo y del modernismo simbolista, sentimental, sensitiva y simbolista; una etapa intelectual (1916 – 1936), dominada por una poesía más esencialista, reconcentrada e intelectualizada; y, finalmente, una etapa “suficiente o verdadera” (1936 – 1958), bajo el signo de una poesía metafísica, autorreferencial e integradora de todos los aspectos humanos, incluyendo la vida y la muerte.

El poema que hemos comentado se puede situar en la etapa sensitiva porque presenta una concepción abierta y sensorial de la naturaleza. El conjunto presenta un vago tono posromántico, simbolista y alegórico. El conjunto de la realidad se pone al servicio del yo lírico; la admira y la echa de menos, al mismo tiempo, pues se centra en la idea que la muerte lo arrebata todo.

  1. Interpretación

Este hermoso poema posee unas resonancias existenciales muy visibles. El yo lírico reconoce que la muerte se lo llevará. Ante esa dura realidad, piensa cuál sería su reacción de ultratumba. Pues bien, la respuesta es la nostalgia, referida al entorno natural, en los elementos más nimios, y a las personas que ha amado. Todo lo perderá, lo que traerá nostalgia y soledad.

Estos dos elementos le provocan dolor, a duras penas contenido. Es muy interesante destacar la importancia de las suspensiones: el poema se abre con una y casi se cierra con otra (en el penúltimo verso). Todo es incertidumbre e interrogantes sobre nuestro pasado y nuestro futuro. Y ante todo esto, la certeza de la belleza natural, muy bien representada en los “pájaros cantando”. El mundo es un lugar hermoso, lleno de detalles placenteros y cautivadores: el tañir de las campanas, un huerto, un árbol, un pozo: la enumeración de estos elementos representa la conexión simbólica profunda entre el yo lírico y el mundo.

El poema mantiene en todo momento un hermoso equilibrio entre expresión y contenido. El empleo de la lengua aparenta sencillez, pero se deja entrever una concienzuda selección léxica y una ponderada construcción morfosintáctica. El conjunto resulta muy convincente para el lector, que, sin notarlo, entre en la espiral reflexiva y nostálgica del yo lírico.

  1. Valoración

Como suele ocurrir con la lectura de la buena poesía, el texto expande su significación inicial para ofrecer al lector un itinerario conceptual y estético nuevo y fascinante en sí mismo. Abordar la situación emocional para la persona tras su muerte casi parece un ejercicio de ciencia ficción. Sin embargo, es un modo de reafirmar la belleza del mundo y la gran suerte de estar vivos, disfrutando de él, en las cosas más sencillas.

Juan Ramón Jiménez es un poeta muy laborioso y exigente. Depura sus textos hasta límites casi intolerables para la lengua. Bajo una capa de sencillez, se oculta una búsqueda minuciosa de la palabra precisa para expresar emociones compartidas por todos nosotros. El resultado es un artefacto verbal que parece que se abre en la mente del lector como una fruta madura. El acto de lectura conlleva una exploración no solo estética, sino existencial y verbal. He aquí el milagro de la poesía lograda, esperando ser degustada por un lector atento.

 

 

  1. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Estas actividades se pueden desarrollar y realizar de modo oral o escrito, en el aula o en casa, de modo individual o en grupo. Algunas de ellas, sobre todo las creativas, requieren material o herramientas complementarias, como las TIC).

2.1. Comprensión lectora

1) Resume el poema (aproximadamente, 100 palabras).

2) Señala su tema y sus apartados temáticos. Para ello, contesta a la cuestión ¿de qué y cómo se expresa el tema principal?

3) Establece la métrica, la rima y la forma estrófica utilizada.

4) Existen tres sentidos que conforman el cuadro conceptual del poema. Explícalos y establece su relevancia.

5) Localiza una docena de recursos estilísticos y explica su eficacia significativa y estética.

 

2.2. Interpretación y pensamiento analítico

1) ¿Qué colores predominan en el poema? ¿A qué objetos o realidades se atribuyen? Entonces, ¿qué efecto lector crean?

2) El adjetivo “nostáljico” (escrito así) tiene mucha importancia para la significación del poema. ¿Por qué es así?

3) ¿Qué desea expresar aquí la expresión “Se morirán aquellos que me amaron” (v. 8)? Entonces, la soledad ¿es algo temido por el poeta después de su muerte?

4) Indica los rasgos de la poesía de Juan Ramón Jiménez, miembro de la Generación del 14, perceptibles en este poema.

 

2.3. Fomento de la creatividad

1) Documéntate sobre el poeta Juan Ramón Jiménez y realiza una exposición en la clase con ayuda de medios TIC, creando un póster, etc.

2) La naturaleza despierta admiración y un intenso grado de comunicación por parte del poeta. Expresa las emociones que despierta en ti la contemplación de un paisaje o un elemento natural (un árbol, un momento del día, etc.). Puedes hacerlo en papel, por imagen –dibujo, fotografía--, con música, o todos los medios combinados a la vez.

3) Escribe un relato basado en la reflexión sobre un sentimiento(amor, odio, alegría, pena, nostalgia, euforia, felicidad...; asócialo a un lugar, real o imaginario, común o raro, solo o en compañía. Trata de expresar las emociones que te sugiere.

4) Se puede realizar un recital poético o una declamación de poemas de Juan Ramón Jiménez, acompañado de imágenes alusivas y música, ante la clase o la comunidad educativa. Ahí se pondrá de manifiesto la enorme hondura expresiva de los poemas de nuestro poeta.

 

 



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