Ourense (II-2021) © SVM |
Lope de Vega - A
mis soledades voy
[1] A mis soledades voy, 1
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos.
[2] No sé qué tiene el aldea 5
donde vivo y donde muero,
que con venir de mí mismo,
no puedo venir más lejos.
[3] Ni estoy bien ni mal conmigo;
mas dice mi entendimiento 10
que un hombre que todo es alma
está cautivo en su cuerpo.
[4] Entiendo lo que me basta,
y solamente no entiendo
cómo se sufre a sí mismo 15
un ignorante soberbio.
[5] De cuantas cosas me cansan,
fácilmente me defiendo;
pero no puedo guardarme
de los peligros de un necio. 20
[6] Él dirá que yo lo soy,
pero con falso argumento;
que humildad y necedad
no caben en un sujeto.
[7] La diferencia conozco, 25
porque en él y en mí contemplo
su locura en su arrogancia,
mi humildad en mi desprecio.
[8] O sabe naturaleza
más que supo en este tiempo, 30
o tantos que nacen sabios
es porque lo dicen ellos.
[9] «Sólo sé que no sé nada»,
dijo un filósofo, haciendo
la cuenta con su humildad, 35
adonde lo más es menos.
[10] No me precio de entendido,
de desdichado me precio;
que los que no son dichosos,
¿cómo pueden ser discretos? 40
[11] No puede durar el mundo,
porque dicen, y lo creo,
que suena a vidrio quebrado
y que ha de romperse presto.
[12] Señales son del juicio 45
ver que todos le perdemos,
unos por carta de más,
otros por carta de menos.
[13] Dijeron que antiguamente
se fue la verdad al cielo; 50
tal la pusieron los hombres,
que desde entonces no ha vuelto.
[14] En dos edades vivimos
los propios y los ajenos:
la de plata los estraños, 55
y la de cobre los nuestros.
[15] ¿A quién no dará cuidado,
si es español verdadero,
ver los hombres a lo antiguo
y el valor a lo moderno? 60
[16] Todos andan bien vestidos,
y quéjanse de los precios,
de medio arriba romanos,
de medio abajo romeros.
[17] Dijo Dios que comería 65
su pan el hombre primero
en el sudor de su cara
por quebrar su mandamiento;
[18] y algunos, inobedientes
a la vergüenza y al miedo, 70
con las prendas de su honor
han trocado los efectos.
[19] Virtud y filosofía
peregrinan como ciegos;
el uno se lleva al otro, 75
llorando van y pidiendo.
[20] Dos polos tiene la tierra,
universal movimiento,
la mejor vida el favor,
la mejor sangre el dinero. 80
[21] Oigo tañer las campanas,
y no me espanto, aunque puedo,
que en lugar de tantas cruces
haya tantos hombres muertos.
[22] Mirando estoy los sepulcros, 85
cuyos mármoles eternos
están diciendo sin lengua
que no lo fueron sus dueños.
[23]¡Oh, bien haya quien los hizo!
Porque solamente en ellos 90
de los poderosos grandes
se vengaron los pequeños.
[24] Fea pintan a la envidia;
yo confieso que la tengo
de unos hombres que no saben 95
quién vive pared en medio.
[25] Sin libros y sin papeles,
sin tratos, cuentas ni cuentos,
cuando quieren escribir,
piden prestado el tintero. 100
[26] Sin ser pobres ni ser ricos,
tienen chimenea y huerto;
no los despiertan cuidados,
ni pretensiones ni pleitos;
[27] ni murmuraron del grande, 105
ni ofendieron al pequeño;
nunca, como yo, firmaron
parabién, ni Pascuas dieron.
[28] Con esta envidia que digo,
y lo que paso en silencio, 110
a mis soledades voy,
de mis soledades vengo.
1. ANÁLISIS
1) Resumen
“A mis soledades voy” es un poema reflexivo, de contenido
existencial y moral. El yo lírico fija su posición filosófica y religiosa ante
una sociedad en la que no se siente del todo cómodo. Habla desde el desengaño
de un mundo que encuentra hipócrita y egoísta. En la primera estrofa fija su
itinerario vital: es un hombre reconcentrado en sí mismo, ensimismado en sus
pensamientos, sin dejarse arrastrar por la opinión común. Se confiesa un hombre
solo, o, mejor será decir, solitario.
En la segunda estrofa afirma que vive en la aldea,
contraponiéndola a la ciudad y a la vida mundana. El yo lírico vive
voluntariamente apartado desde hace tiempo. Y, sin embargo, su horizonte
existencial y moral es muy amplio. Ha recorrido un largo camino en su vida; de
momento, no lo explica. En la tercera estrofa se confiesa tranquilo con su vida
y sus circunstancias. No deja de notar el vivo contrasta del ser humano que,
por un lado, está sujeto a las leyes físicas, sujeto, o “cautivo” en su propio
cuerpo, cuando el alma pide libertad y espacio para volar. En la cuarta estrofa
afirma que se considera avisado o instruido como para entender sus propias
circunstancias vitales; lo que no entiende es cómo se puede soportar un
vanidoso que es “ignorante”. Es la primera crítica directa a un tipo social
bien definido: el “ignorante soberbio”, es decir, el vanidoso.
En la quinta realiza la misma operación mental que en la
cuarta. Primero señala una cualidad de sí mismo, en este caso, la paciencia y
prevención para apartarse de lo dañino. Sin
embargo, ha de soportar estoicamente a un “necio”, esto es, quien insiste en su
ignorancia. En la sexta estrofa se defiende del ignorante que lo trata a él de
tal; sin embargo, siendo como es humilde, no puede ser necio, argumenta con
seguridad. La séptima estrofa plantea un silogismo fuerte, a través de un
oxímoron doble. El necio es arrogante y loco, pues no comprende lo que es; el
yo lírico posee la humildad, por eso desprecia al otro. La octava estrofa
vuelve a la carga contra los estúpidos que se envanecen de ser “sabios”. Para
que fuera verdad, la naturaleza tendría que ponerse al revés. Cita la sentencia
“Solo sé que no sé nada” (Platón se la atribuye a Sócrates), en la novena
estrofa, para demostrar que los verdaderos sabios son humildes; cuanto mejor
comprenden el mundo, más sencillos se muestran y comprenden el abismo de lo que
no han podido saber. En la décima estrofa se aplica sus argumentos previos: él
no es un sabio, sino un hombre más bien infeliz, “desdichado”. Así que a duras
penas puede ser comedido. Justifica la existencia del propio poema, duro contra
los presuntuosos e hipócritas. El yo lírico puede fustigar a estos individuos
porque no es discreto.
La undécima estrofa posee una dimensión más general. El yo
lírico se muestra pesimista sobre la duración de la vida en la tierra: “No
puede durar el mundo”, sostiene; la causa es que todo está descabalado y roto.
La duodécima estrofa insiste en que el mundo pronto se acabará. La prueba más
evidente: la gente enloquece, unos por exceso, otros por defecto; lo cierto es
que el “juicio”, el sentido común, no existe. La décimo tercera estrofa asevera
que el mundo es falso porque la verdad ya no existe. Los responsables son los
hombres falsarios y mentirosos. La décimo cuarta estrofa insiste en su idea
pesimista y negativa de la evolución de los tiempos. Antes vivían en una época
agradable (“plata”); ahora, todos viven en otra penosa y áspera (“bronce”); la
degradación de los metales señala la de los tiempos. En la décimo quinta
estrofa, a través de una interrogación retórica, concluye con su visión de la
evolución de los tiempos, desde la perspectiva de un español: antes los hombres
eran íntegros y fuertes; ahora, no sirven para gran cosa. La décimo sexta
estrofa denuncia la hipocresía social y sus consecuencias. Aunque “todos” lucen
con ropa elegante, a pesar de quejarse de la carestía de la vida, de cintura
para abajo visten como “romeros”, esto es, pobres peregrinos.
En la décimo séptima estrofa adopta una perspectiva religiosa
cristiana. Recuerda que estamos condenados a trabajar por faltar a los dictados
de Dios. La décimo octava continúa el razonamiento. Observa que algunas
personas desvergonzadas y deshonradas no respetan ese mandato de trabajar para
comer. La décimo novena es concluyente. La “virtud y filosofía” no son
respetadas y deambulan “como ciegos”, dolorosa y pobremente, pues la gente las
desprecia. La vigésima estrofa presenta una perspectiva social. La sociedad va
como el planeta, entre extremos. La gente se ha vuelto aduladora y codiciosa.
En la vigésimo primera estrofa el yo lírico se deja ver en primera persona. No
se asombra de que tantas personas muertas, pues han renunciado a favorecer la
religión cristiana. La vigésimo segunda estrofa es de contenido filosófico
estoico; la contemplación de los sepulcros y sus lápidas le hacen comprender
que el hombre no es eterno, sino efímero. En la vigésimo tercera estrofa, de
fuerte contenido social, alaba a los hombres que labraron esas lápidas; es como
una venganza de los pobres contra los ricos y poderosos.
La vigésimo cuarta estrofa sigue con su pensamiento subjetivo.
El yo lírico confiesa que envidia a las personas despreocupadas y desprendidas
de las cosas de este mundo. La vigésimo quinta estrofa describe a estas
personas generosas que viven ajenos a la codicia y al poder. Tienen tan poco
que, cuando quieren escribir algo “piden prestado el tintero”. Viven
tranquilamente en su casa, con las cosas necesarias para una vida tranquila,
sigue en la vigésimo sexta estrofa, en sus casas, ajenos a la codicia, a la
soberbia y a la envidia, lo que les garantiza la felicidad. La vigésimo séptima
estrofa explica la vida independiente de estas personas, ajenas a la lisonja y
a la adulación interesada; el yo lírico se cuenta en ese grupo, “como yo”, afirma.
La vigésimo octava y última estrofa concluye. Primero, a través de una ironía;
con este tipo de “envidia” pasa su vida; hay cosas que es mejor no contar,
afirma. Y así, vive feliz y tranquilo en su mundo de “soledades”, por las que
transita su vida cotidiana.
2) Temas del poema
Los temas más importantes que plantea el poema son:
–Reivindicación del estilo de vida propio, elegido por el yo
lírico, basado en la autenticidad personal. Corresponde a una vida tranquila,
moderada y alejado de toda pasión.
–Crítica a una sociedad hipócrita, movida por la avaricia y la
soberbia, lo que provoca el desafecto y disgusto del yo lírico.
-Reclamación de la filosofía estoica y de unas creencias
cristianas, ambas movidas por la certeza del inminente fin del mundo.
-Alabanza de la vida sencilla y natural (aurea mediocritas), vista como más noble y feliz, en un entorno
tranquilo (beatus ille y locus amoenus), comprendiendo que la
vida es breve (tempus fugit, vita brevis).
3) Apartados temáticos
El poema presenta cinco apartados temáticos muy marcados,
dentro de una estructura circular, pues la estrofa primera y última son
iguales. Eso significa que el yo lírico insiste en su idea inicial de la vida
tranquila y honesta. De este modo, tenemos:
a) El primero es el constituido por las estrofas 1-10 (vv.
1-40). Ofrece el marco físico, existencial y filosófico en el que se mueve el
yo lírico. Vive en la aldea, tranquilo, con sus pensamientos de humildad y de
moderación. Sabe que lo que el hombre conoce del mundo es bien poco. Le
fastidian los vanidosos y los necios; siendo tontos, se consideran listos.
b) El segundo apartado lo conforma las estrofas 11-15 (vv.
41-60). Expresa la certeza del inminente fin del mundo, pues lo confirma la
filosofía y la observación del mundo social. La degradación es evidente; se ha
pasado de vivir en la edad de plata a la del bronce.
c) El tercer apartado lo forman las estrofas 16-20 (vv. 61-80).
Tienen un contenido más social y de crítica de la vida mundana y las
costumbres. El sujeto lírico lamenta la hipocresía y la farsa social. No existe
virtud ni moderación en las personas, que viven centrados en la codicia y la
adulación interesada.
d) El cuarto apartado está formado por las estrofas 21-23 (vv.
81-92): es una sección muy lúgubre. Reflexiona sobre la inminencia de la
muerte, que nos acecha; al menos, es igualadora, pues todos somos parejos ante
ella.
e) El quinto y último apartado lo conforman las estrofas 24-28
(93-112): tiene un contenido recopilatorio. De nuevo reivindica la vida
sencilla y natural, habla de sí mismo, “como yo”, como un modesto ejemplo de
existencia equilibrada. Muestra desapego a los bienes materiales, a la soberbia
y a la envidia. De este modo, es feliz en su mundo.
4) Análisis métrico y de la
rima
Los ciento doce versos octosílabos del poema se agrupan en
veinticuatro estrofas de cuatro versos cada una. La rima es la propia del
romance (riman los versos pares en asonante, en é-o, quedando los impares libres. El conjunto, pues, es un romance,
pero dividido formalmente en estrofas de cuatro versos, como si fueran
cuartetas o redondillas.
5) Comentario estilístico
El poema muestra una deliciosa armonía entre la sencillez y la
profundidad, entre la transparencia y la hondura significativas. Realmente, su
composición es delicada y feliz. La metáfora central es la constituida por el
vocablo “soledades”; se refiere al mundo interior armónico, sereno y feliz del
yo lírico; es más un espacio mental y espiritual que físico; como se refiere a
la “aldea”, también podemos entender que prefiere el mundo natural y rústico al
urbano y artificioso. La segunda metáfora importante es la formada por
“pensamientos”: conjunto de ideas y creencias que sustentan la vida del yo
lírico, es decir, su filosofía, que no es otra que la del cristianismo estoico,
simplificando.
Todo el poema es traspasado por una antítesis esencial, doble:
el yo lírico, de vida equilibrada, juiciosa y tranquila, por un lado; en el
otro extremo, los otros, de vida desequilibrada, alocada y agitada porque se
mueve por la hipocresía y la codicia. Alrededor de este oxímoron esencial
aparecen otros recursos, como la paradoja: “”que con venir de mí mismo, / no
puedo venir más lejos” (vv. 7-8). Poco después aparece otra antítesis
importante: “hombre que todo es alma / está cautivo en su cuerpo” (vv. 11-12).
La dimensión espiritual y la material del ser humano crean un conflicto
permanente irresoluble, aunque con soluciones aceptables, como practica el yo
lírico.
En la cuarta siguen estos oxímoros, casi juego de palabras:
“Entiendo lo que me basta, / y solamente no entiendo” (vv. 13-14). En este caso
sirve para reivindicar la vida ordenada y serena del yo lírico, contrapuesta a
la del “ignorante soberbio” (v. 16). Se pueden apreciar unos cuantos más en las
estrofas siguientes: “defenderse” frente a “guardarse”, “él” frente a “yo”,
“humildad” y “necedad”, “locura” e “ignorancia”, “humildad” y “respeto” (estas
dos últimas en la estrofa 7), etc. “Lo
más es menos” (v. 36) es un paso más en este camino, desembocando ya en la
paradoja.
Otro recurso muy interesante es la alusión. Lope no se atreve a
criticar abiertamente a los ricos, los poderosos, los nobles, etc. Recurre a
alusiones, envueltas en perífrasis, metonimias, etc. con mucha frecuencia, para
amortiguar su pensamiento y disimular algo cierto resentimiento social; la
estrofa 18 es un ejemplo palmario de esta reticencia y crítica velada hacia los
soberbios y poderosos. En esta línea, la estrofa 10 presenta un quiasmo de
significación importante: “No me precio de entendido, / de desdichado me
precio” (vv. 37-38). El yo lírico confiesa cierto tipo de ignorancia y de
infelicidad. Puede que sea solo un modo de reivindicar su estoicismo cristiano,
o de, realmente, lamentar su situación.
Las metáforas son expresivas y de gran potencia imaginaria. El
mundo “suena a vidrio quebrado” (v. 43); todo está roto y en descomposición,
nos quiere decir. Las “edades” del mundo (ciclos históricos) son de “plata”, el
antiguo, y de “cobre” el presente (vv. 55-56). Antes la sociedad era más
armónica y feliz, más valiosa; ahora, todo es de baratillo, pues la baja
categoría de las personas no da para más. La estrofa 15 constituye enteramente
una interrogación retórica viva y expresiva, donde contrapone lo a lo moderno,
lo bueno de lo malo, lo auténtico de lo falso.
Otro recurso muy eficaz es la elipsis. Con mucha frecuencia, se
suprimen palabras o sintagmas que deberían emplearse en el uso normal de la
lengua. La estrofa 16 es muy elocuente en este sentido. La transcribimos
entera:
Todos andan bien vestidos,
y quéjanse de los precios,
de medio arriba romanos,
de medio abajo romeros.
Verbos, sujetos, complementos de todo tipo, son elididos, con
un inmediato efecto de adensamiento de la significación. La paronomasia en
“Dijo Dios” (v. 65) expresa la autoridad inapelable de la palabra divina. Otra
similar aparece en “cuentas ni cuentos” (v. 98) a propósito de la vida honrada
y despreocupada de los verdaderos sabios.
La virtud y la filosofía están personificados, pues “peregrinan
como ciegos… / llorando van y pidiendo” (estrofa 19, vv. 73-76). Crean una
imagen muy eficaz sobre la miseria moral de los tiempos del yo lírico.
En las estrofas 21-24 se suceden metáforas y metonimias en
torno a la muerte; las primeras crean toda una alegoría sobre la brevedad de la
vida, la muerte igualatoria, la venganza de los pobres escultores de lápidas
frente a los ricos y, en fin, el rápido y efímero fin de la vida humana. No
transcribimos ejemplos para evitar la pesadez. Las enumeraciones también son
relativamente abundantes, como en: “no los despiertan cuidados, / ni
pretensiones ni pleitos” (vv. 103-104). Al lado, lógicamente, las
bimembraciones y paralelismos sirven para reforzar la significación transmitida
y añadir viveza al pensamiento. La alusión contenida en “y lo que paso en
silencio” (v. 110) es de mucha intención y significación elidida. El yo lírico
deja entrever que podría criticar más explícitamente a personas y modos de vida
que calla para evitar males mayores; también, para no caer en la envidia que él
había criticado ásperamente.
En conjunto, podemos apreciar un poema muy densamente elaborado.
La gracia y ligereza, necesaria para un poema de extensión bastante amplia, se
combinan con una exposición sobre el modo de entender la existencia por parte
del yo lírico, en este caso, trasunto de Lope de Vega. El manejo del lenguaje y
de las herramientas retóricas es maestro y acertado. La lectura nos deja un
agradable sabor de haber leído una composición fresca, natural, equilibrada y
densa en su significación.
6) Contextualización
Lope de Vega Carpio (Madrid, 25 de noviembre de 1562 — 27 de
agosto de 1635) es uno de los más célebres escritores en lengua española, y en
cualquier otra. La cantidad y calidad de sus escritos es tal que desborda toda
medida racional. No es el momento de glosar su agitada vida: no acabó la
universidad, fue soldado en la Armada Invencible, se casó tres veces (sus
esposas legítimas iban muriendo) y mantuvo relaciones amorosas con otras muchas
mujeres, de cualquier condición social, aunque tenía preferencia por las
actrices. Se ordenó sacerdote (1614) y vivió una temporada bajo la regla de esa
condición religiosa, pero volvió a su turbulenta vida emocional no mucho
después.
Dotado de un “natural” (genio, talento) apabullante para la
literatura, escribió sobre 3000 sonetos, tres novelas, cuatro novelas cortas,
nueve epopeyas, tres poemas didácticos y varios centenares de comedias (1800
según Juan Pérez de Montalbán, amigo íntimo de nuestro escritor). Mantuvo
amistad con Francisco de Quevedo y Juan Ruiz de Alarcón, pero cultivo una
intensa enemistad con Luis de Góngora; y, en fin, una tensa y áspera relación
con Cervantes.
No se puede decir que fuera muy feliz: sufrió destierro de la
corte (ocho años) y del reino (dos años) por las deshonras infligidas a mujeres
y hombres que se cruzaban en sus camino, fallecían sus mujeres y sus hijos, no
alcanzaba la estabilidad económica y el prestigio social que ansiaba y,
finalmente, tenía que servir casi como alcahuete de algún noble rico tan
tarambana como él en asuntos sentimentales, como el duque de Sessa.
Su producción es, sencillamente, alucinante. Se puede consultar
en cualquier página web la enorme lista de sus obras dramáticas, sus novelas,
epopeyas (serias y cómicas) y, en fin, las miles de composiciones poéticas
(religiosas, circunstanciales, de tradición petrarquista, de tradición popular
española, en romances, etc.) que, a veces, vieron la luz en sus días, o de modo
póstumo. Rimas (1602), Rimas humanas y
divinas del licenciado Tomé de Burguillos (1634), etc. Tomé de Burguillos
es un seudónimo, de tono más bien burlesco y cómico, que utilizaba Lope como un
alter ego literario. El poema que
ahora comentamos apareció inserto en una novela La Dorotea (1632); era un procedimiento común en la época ingerir
poemas y textos ajenos al texto principal en un título que salía a la luz.
7. Interpretación y
valoración
El poema “A mis soledades voy” es de una belleza
extraordinaria. Posee una significación profunda que sobrepasa ampliamente la
anécdota inicial. El yo lírico realiza un viaje mental en el que marca los
hitos morales y existenciales que guían su existencia, bajo un tono entre
escéptico y reivindicativo. Se considera un hombre sereno y ecuánime, ajeno a
bajas pasiones como la envidia, la codicia o la soberbia.
Al mismo tiempo, critica a los hombres fatuos que se creen muy
cultos y se vanaglorian de su sabiduría. Recuerda que el mundo se acabará más
pronto que tarde, que la muerte nos aguarda a todos, y no tan lejanamente. En
fin, al imprimir una estructura circular, refuerza la idea que viviendo en un
mundo afectivo y moral propio, de raíz cristiana y estoica, se es más feliz que
ambicionando las glorias del mundo. El verso de fray Luis de León, “ni
envidioso, ni envidiado” recoge a las mil maravillas el modelo de vida de este
yo lírico trasunto de Lope de Vega. Es importante comprobar cómo Lope utiliza
muchos de los tópicos literarios del momento, de raíz greco-latina, como ya
recordamos en el resumen, para actualizarlas en su propio plan de vida. El
romance sirve para construir un texto expositivo-argumentativo, pero con una
potente carga poética que lo enriquece y expande asombrosamente.
El uso diestro de los recursos estilísticos embellecen la
significación y enriquecen la forma hasta límites asombrosos. Estamos ante uno
de los poemas más hermosos en lengua española por la extraordinaria armonía que
anuda la expresión y el contenido. En él, Lope muestra una vez más su gran
talento poético.
2. PROPUESTA DIDÁCTICA
(Estas actividades se pueden desarrollar de modo individual o
en grupo, en clase o en casa; es recomendable el uso de las TIC para una mayor
eficacia pedagógica. Debemos ser cuidadosos en que el comentario no degenere en
una disección fría de objetos lingüísticos, lo que provocará el lógico hastío u
hostilidad del alumno. De algún modo, deberíamos propiciar un acercamiento sensible,
emocional y significativo (el asunto y la forma poética revelan belleza y nos
habla de algo que nos afecta).
2.1. Comprensión lectora
a) Resumen del contenido
del poema (150 palabras).
b) Señala su tema y los apartados temáticos que se aprecian en
el texto.
c) Análisis métrico completo: medida silábica de los versos,
rima y su tipo; finalmente, establece la estrofa empleada.
d) ¿Deseaba el poeta utilizar una estructura compleja y dificultosa
al entendimiento, o sencilla y directa para el lector?
2.2. Análisis de los
aspectos formales: explicación de recursos estilísticos que sirven para dotar
de significación y expresividad al poema. En concreto:
a) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos
distintos y su efecto lector.
b) ¿Cómo califica a los ignorantes que se creen listos? ¿Por
qué lo ha hecho así?
c) ¿Cómo es el tono del poema? ¿Escéptico u optimista y alegre?
¿A qué se debe? Puedes fijarte para contestar qué y cómo habla de la muerte.
d) Las oraciones exclamativas adquieren especial significación
–-sobre todo, en los dos versos finales--. Busca el significado del recurso
denominado epifonema.
e) Explica la palabra “soledades”, repetida en los dos primeros
versos, tanto en la estrofa inicial, como en la final. ¿Qué características
posee ese lugar imaginario?
2.3. Interpretación y
pensamiento analítico
a) Explica las
características de la literatura barroca, tanto formales como de contenido que
se presentan en el poema: mitología, importancia del cristianismo, del
estoicismo, las fuertes diferencias en estamentos sociales, el ideal de vida
tranquilo y campestre, etc.
b) Valoración personal: aquilata la calidad estética del poema,
su actualidad y su expresividad a través de un marco formal determinado: el
romance. ¿Hay algo que te ha llamado especialmente la atención?
2.4. Fomento de la
creatividad
a) Escribe una carta a nuestro poeta y dramaturgo Lope de Vega
para que le ayude a explicar el concepto de genialidad artística.
b) Realiza o recopila fotografías que recojan las situaciones
naturales que describe Lope de Vega y valora, con tus compañeros, su impacto e
importancia para nosotros.
c) Transforma el contenido del poema en un texto literario en
prosa, o en teatro, manteniendo la esencia del contenido: explicación del
propio estilo de vida.
d) Elabora una exposición sobre Lope de Vega y su poesía y
teatro, empleando medios gráficos y electrónico, así como imágenes y sonido
(música); elaborar un cartel físico o electrónico puede ser de gran ayuda.
e) Imagina una entrevista con Lope de Vega y tu clase. ¿Qué le
preguntarías? ¿Por qué?
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