19/02/2021

Ramón de Campoamor: "¡Quién supiera escribir!"; análisis y propuesta didáctica

 

Ourense (II-2021) © SVM

RAMÓN DE CAMPOAMOR - “¡Quién supiera escribir!”

I

--Escribidme una carta, señor cura.                       1

--Yá sé para quién es.

--¿Sabéis quién es, porque una noche oscura

nos visteis juntos? --Pues.

--Perdonad; mas... --No extraño ese tropiezo        5

La noche... La ocasión...

Dadme pluma y papel. Gracias; Empiezo:

Mi querido Ramón:

--¿Querido?... Pero, en fin, ya lo habéis puesto...

--Si no queréis... --¡Sí, sí!                                   10

--¡Qué triste estoy! ¿No es eso? --Por supuesto

--¡Qué triste estoy sin tí!

Una congoja, al empezar, me viene...

--¿Cómo sabéis mi mal?...

--Para un viejo, una niña siempre tiene               15

el pecho de cristal.

¿Qué es sin ti el mundo? Un valle de amargura.

¿Y contigo? --Un edén.

--Haced la letra clara, señor cura;

que lo entienda eso bien.                                   20

--El beso aquel que de marchar a punto

te dí... --¿Cómo sabéis?...

--Cuando se va y se viene y se está junto,

siempre... No os afrentéis.

Y si volver tu afecto no procura,                          25    

tanto me harás sufrir...

--¿Sufrir y nada más? No, señor cura,

¡que me voy a morir!

--¿Morir? ¿Sabéis que es ofender al cielo?...

--Pues, sí señor ¡morir!                                        30

--Yo no pongo morir. --¡Qué hombre de hielo!

¡Quién supiera escribir!

II

¡Señor rector, señor rector! en vano

me queréis complacer,

si no encarnan los signos de la mano                   35

todo el ser de mi ser.

Escribidle, por Dios, que el alma mía

ya en mí no quiere estar;

que la pena no me ahoga cada día...

Porque puedo llorar.                                           40

Que mis labios las rosas de su aliento,

no se saben abrir;

que olvidan de la risa el movimiento

a fuerza de sentir.

Que mis ojos, que él tiene por tan bellos,           45

cargados con mi afán,

como no tienen quien se mire en ellos,

cerrados siempre están.

Que es, de cuantos tormentos he sufrido,

la ausencia el más atroz;                                    50

que es un perpetuo sueño de mi oído

el eco de su voz...

Que siendo por su causa, el alma mía

¡goza tanto en sufrir!...

Dios mío, ¡cuántas cosas le diría                          55

si supiera escribir!...

III

EPÍLOGO 

--Pues señor, ¡bravo amor! Copio y concluyo;

A don Ramón... En fin,

que es inútil saber para esto arguyo

ni el griego ni el latín.                                         60


1. ANÁLISIS

1) Resumen

Una mujer analfabeta, profundamente enamorada de un hombre ausente, se acerca al cura de su parroquia (acaso en una aldea; el ambiente es rural) para que le escriba una carta dirigida a su novio. La chica se sorprende de que el sacerdote sepa tantas cosas de su relación amorosa; confiesa que los ha visto en momentos de confidencias amorosas. La joven insta al cura a que escriba que, si el novio no vuelve, ella morirá de amor; el clérigo se niega a escribir tal cosa porque le parece herejía. Desearía saber escribir para expresar toda la pasión que lleva dentro. La novia se desahoga, no sabemos si dictando la carta, o acaso en una especie de monólogo, acerca de sus sentimientos hacia el joven ausente. Lo ama profundamente, lamenta su ausencia y reconoce su tristeza y decaimiento por la soledad forzada. Recuerda la voz de su novio y sus momentos de dicha. Todo eso le contaría en la carta, si supiera escribir, pero no sabe. En una tercera parte, titulada “Epílogo”, el cura admite que estamos ante un “bravo amor”. Se dispone a escribir la dirección del novio, que se llama Ramón (como el propio poeta). Cierra el poema la intervención del clérigo, quien afirma que, dada la naturaleza apasionada del amor, es difícil pasar a palabras esos sentimientos. Así que no ayuda saber “ni griego ni latín”. El colofón resulta, pues, algo cómico y, al mismo tiempo, sincero y alegre.

2) Tema

Se puede contemplar el contenido desde distintas perspectivas para enunciar su tema:

Lamento de la joven enamorada por ser analfabeta, pues no puede expresar sus sentimientos amorosos al amado ausente a través de una carta.

La fuerza del amor es tan grande que provoca intensos sentimientos en quienes lo sienten, hasta el punto de coquetear con la idea de la muerte.

Diálogo festivo, humorístico y alegre, entre la joven que ama y no puede expresarlo en letra escrita y el cura que sí puede escribirlo, pero no lo siente, lo que provoca un efecto paradójico.

3) Apartados temáticos

El poema presenta una estructura tripartita bien reconocible, pues cada sección viene separada por número s romanos (y la tercera lleva título, “Epílogo”). Tenemos, pues:

-La primera estrofa (vv. 1-32) forma un primer apartado. Se produce el encuentro y la petición de la joven al cura para que le escriba la carta. Ella expresa toda la pasión exaltada que lleva dentro, en tanto que el cura da muestras de saber de sobra la relación de los dos jóvenes, pues los ha observado. Ella desearía saber escribir para expresar la tormenta emocional que lleva dentro.

-La segunda estrofa (vv. 33-56) constituye el segundo apartado temático. Es una especie de monólogo interior de la chica, o acaso el dictado que le hace al cura; se mantiene en una zona ambigua. Ella declara que está profundamente enamorada de su novio ausente. Se siente triste y abatida porque le falta su presencia. Alberga deseos de morir si él no vuelve, porque la ausencia se le hace insoportable e insufrible. Ella afirma que, en su sufrimiento de amor, es feliz. Se cierra con la expresión del lamento por no saber escribir.

- La tercera estrofa (vv. 57-60) constituye el cierre. Ahora solo interviene el cura; declara que es un amor tan intenso y fuerte que es difícil, si no imposible, expresar con palabras.

4) Aspectos métricos y de rima

Este poema está compuesto por sesenta versos agrupados en tres estrofas o secciones. Campoamor “inventa” una estrofa realmente singular: los versos impares son endecasílabos y los pares heptasílabos. Riman como si fueran un serventesio o cuarteta: AbAb. El efecto musical que produce es inmediato. Se crea un extraño ritmo que se acerca al habla popular, al tono conversacional, lo que, en efecto, así sucede, pues el poema es dialógico, al menos en su primera parte.

5) Comentario estilístico

El poema posee un tono dialógico muy importante. La joven enamorada y el clérigo conversan a la par que aquella le dicta una carta y este escribe. Las expresiones coloquiales, las oraciones cortas, elípticas, llenas de sobreentendidos, etc., son frecuentes. El tono conversacional y ligeramente confidencial es claro. Ella no lo desea así, pero ha de hacerlo si quiere escribir una carta de amor. Se escandaliza de que el cura sepa ciertos encuentros furtivos entre los novios, pero es un poco como de pose, obligada por las circunstancias y la categoría social del escribiente, nada menos que el cura de quien depende su vida religiosa.

Apóstrofes, interrogaciones retóricas, elipsis, suspensiones, alusiones, etc. aparecen en los cuatro primeros versos. La chica se mosquea y escandaliza de que el clérigo sepa tantos de sus sentimientos; él se justifica con una hermosa metáfora; una joven tiene “el pecho de cristal” (v. 16) para un viejo con mucha experiencia, como es él. Las exclamaciones retóricas que emplea la chica expresan muy bien su estado de agitación amorosa. Se dan la réplica, se sobreentienden perfectamente, lo que provoca un efecto de lectura entre lo amable y lo risueño. “¡Quién supiera escribir!” (v. 32) es el último verso de la primera parte. Ahí la joven manifiesta su anhelo por poder pasar sus sentimientos ardientes a papel, sin necesidad de depender del cura, que se le hace pesado por momentos.

La segunda parte continúa con el tono de la primera, exclamativo, exaltado y agónico, desde el punto de vista de la mujer enamorada. Ella no entiende los “signos de la mano” (v. 35) que él está escribiendo y sospecha que no transcribe lo que ella le dicta. Le ruega al cura que “por Dios” (v. 37) que está ahogada por la pena, que no puede llorar, que no sabe sonreír sin él, que su mirada está apagada; en fin, que languidece sin su presencia. Al fin, reconoce que la ausencia de él es el “tormento más atroz” (vv. 49-50). Sigue una bella metáfora para evocar el sonido de las palabras de él en su oído: es un “perpetuo sueño de mi oído / el ecos de su voz…” ( vv. 51-52). Se cierra la sección con una hermosa paradoja: el alma de la chica “¡goza tanto en sufrir!” (v. 54). Y de nuevo la exclamación retórica y la suspensión (muy abundante en esta parte) expresan la tormenta amorosa que la joven está sufriendo, y cuánto desearía saber escribir para verterla en palabras.

El epílogo está ocupado por la última intervención del cura. Admite que está ante un amor “bravo” (v. 56). Se dispone a escribir la dirección del novio; casualmente, se llama como el poeta, Ramón; es un guiño humorístico al lector; como diciendo, ojalá fuera yo ese novio, pero… Su razonamiento final es alegre y festivo: para una pasión tan encendida, no hay palabras bastantes para expresarla. Así que el deseo de ella de saber leer y escribir, aunque se cumpliera, no sería suficiente para declarar en sus justos términos la profundidad de ese amor incendiario.

6) Contextualización

Ramón de Campoamor (Navia, Asturias, 1817 - Madrid, 1901) es uno de los más importantes poetas y dramaturgos del Realismo español.  Antirromántico convencido, practica un realismo discreto y tranquilo, de sesgo conservador. Él mismo dividía su poesía en tres moldes distintos: humorada, dolora y pequeño poema. Las define: “¿Qué es una humorada? Un rasgo intencionado ¿Y dolora? Una humorada convertida en drama ¿Y pequeño poema? Una dolora amplificada”. Su estilo poético es sencillo, natural, popular y lejos de toda estridencia. En 1846 publica su primera edición de Doloras; iría ampliando su contenido en sucesivas ediciones.

Alcanzó prestigio como dramaturgo con obras realistas como  La fineza del querer (1840) y El hijo de todos (1841). Su obra dramática más célebre es la pieza Guerra a la guerra (1870). Fue un literato muy leído y respetado en su tiempo, a lo que ayudaba su carácter tranquilo e íntegro. Hoy, sin embargo, su literatura se valora como demasiado simplota y poco elaborada.

7) Interpretación y valoración

“¡Quién supiera escribir!” es un hermoso poema, lleno de ternura y sensibilidad. Tras un tono más bien humorístico y ligero, se esconde una reflexión más seria sobre la importancia del dominio de la lengua escrita para poder comunicarse con los demás. Es una necesidad cotidiana de mucha trascendencia. La joven enamorada acude al cura de su parroquia para poder enviarle una carta a su novio. Desea comunicarle que está total y profundamente enamorada de él y lleva mal su ausencia. Pero no puede, ya que es analfabeta. Ha de desvelar todos sus sentimientos al cura, lo que le incomoda en parte. De ahí su suspiro, dos veces, de “¡Quién supiera escribir!”. 

No es  solo enviar una carta, es la posibilidad de ordenar y clarificar unos sentimientos difíciles y turbulentos, con el alivio que supone. También, es un modo de racionalizar su volcánico corazón y un camino de comprenderse a sí misma. El comentario final del cura, desenfadado, advirtiendo que la naturaleza del amor es tal que de poco sirven las letras para poder expresarlo, es solo una broma que nos recuerdan las contradicciones del amor. 

El tono festivo del poema, con un diálogo chispeante, alegre, lleno de sobreentendidos, guiños y picardias, lo hace de lectura apacible y satisfactoria. Campoamor acertó, sin duda, en la composición de este poema aparentemente ingenuo, pero más serio y reflexivo de lo que indica su apariencia.

2. PROPUESTA DIDÁCTICA

(Las siguientes actividades se pueden realizar de modo individual o en grupo; de manera oral o escrita; en clase o en casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC, según las circunstancias lo aconsejen).

2.1. Comprensión lectora 

1) Resume el poema (100 palabras, aproximadamente). 

2) Señala su tema principal y los secundarios. 

3) Delimita los apartados temáticos, atendiendo a las modulaciones de sentido. 

4) Analiza los aspectos métricos y de rima; deduce la estrofa empleada. 

5) ¿Qué tono tiene el poema: positivo, optimista, esperanzado, o todo lo contrario? 

6) Señala las imágenes más importantes que jalonan el poema, sobre todo referidas a las percepciones sensoriales al mar, y cómo impactan en el poeta y, después, en el lector. 

7) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean significado. 

2.2. Interpretación y pensamiento analítico 

1) ¿Por qué la chica joven desea escribir a su novio?

2) La chica es analfabeta, pero, ¿acaso es torpe o ignorante, a la vista de cómo razona y los  sentimientos que muestra? 

3) Localiza las imágenes naturales con las que se explica la naturaleza del amor y sus consecuencias en la persona enamorada. ¿Qué sensación aportan? 

4) ¿Cómo se aprecia en el texto la importancia de la alfabetización? ¿Ejerce una influencia positiva o negativa?

5) ¿Cuál es la actitud del cura? ¿Se muestra comprensivo o crítico con la joven? 

6) Interpreta la expresión “¡Quién supiera escribir!” en un sentido amplio, más allá de las circunstancias de la joven.

2.3. Fomento de la creatividad

1) Elabora un poema o texto en prosa, con diálogo, que exprese una pasión concreta y la frustración de no poderla expresar correctamente. Puedes imprimir un sentido festivo y alegre, como ha realizado Ramón de Campoamor.

2) Imagina y transcribe una conversación o plática entre el clase y el poeta Ramón de Campoamor a propósito de su poema y de su vida. 

3) Realiza una exposición sobre Ramón de Campoamor, su poesía y su tiempo, para ser presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc. 

4) Aporta o crea imágenes que sirvan para expresar un estado espiritual o pasional a través de un diálogo; serán reflejo de  un sentimiento especialmente relevante para ti, siguiendo el ejemplo de Ramón de Campoamor.


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