24/05/2022

Juan del Enzina: «Égloga de Plácida y Vitoriano» (teatro); análisis y propuesta didáctica

 JUAN DEL ENZINA: Égloga de Plácida y Vitoriano 


  1. ANÁLISIS

  1. Resumen

Argumento: el autor resume el contenido de la égloga. Plácida y Vitoriano son dos jóvenes enamorados. El chico decide separarse de ella por un enfado. Titubeante, le pide consejo a su amigo Suplicio; le aconseja que se enamore de otra, y así se olvidará de la primera. Pone en efecto su propósito con Flugencia, que no juega limpio. Harto de la situación, Vitoriano decide regresar con Plácida. Lo hace, pero la halla muerta junto a una fuente; quiere matarse, pero su amigo Suplicio lo disuade. este va a buscar ayuda, con la promesa de su amigo de no cometer ninguna locura. A Vitoriano se le aparece Venus y le reprende su actitud caprichosa y le explica que lo que ha pasado ha sido voluntad suya y de su hijo Cupido, para poner a prueba la fortaleza del amor de los amantes. Visto que se quieren, Cupido llama a Mercurio, quien resucita a Plácida. Los dos amantes, ya vivos, ratifican su amor sin fisuras. 

Prólogo de Gil Cestero (vv. 1-88): introduce la obra al público, a quien se dirige; resume el argumento, hablando en un tono coloquial y rural.

Plácida (vv. 89-256): en una suerte de soliloquio, manifiesta su ardiente amor por Vitoriano. Tiene dudas y no sabe si olvidarlo, o penar de amores, ante su ausencia, pues él ha decidido marchar. 

Vitoriano (vv. 257-331): monologa sobre su estado emocional, muy lamentable. Ama a Plácida, pero no quiere volver con ella. No sabe qué hacer, pues está confuso; tras descartar a varios amigos por falsos o interesados, decide fiarse de Sulpicio. 

Diálogo Vitoriano y Sulpicio (vv. 332-517): Sulpicio le aconseja que se enamore de Flugencia, mujer bella y bien dispuesta. Vitoriano acepta; su amigo se aproximará a la casa de ella para ver si la puede contemplar y, si carraspea, es señal que Vitoriano puede acercarse a requebrarla.

Encuentro de Plácido y Flugencia (vv. 518-648): El chico le confiesa que la ama perdidamente y le ruega que le haga caso. Ella contesta que sí, y que no. Teme que él la deshonre; lo despide diciéndole que ya se verán después. 

Encuentro de Flugencia y Eritea, de oficio alchahueta (vv. 649-776): Eritea es casamentera, celestina o alcahueta; ha recompuesto muchos virgos a chicas jóvenes, ha endilgado recién nacidos a hombres —es el asunto que ahora la ocupa, con una tal Febea simulando un parto— que no eran los padres biológicos y ha engañado a jóvenes por cientos, desde su juventud. Eritea también exhibe sus engaños a muchos hombres haciéndose la enamorada

Diálogo de Vitoriano y Sulpicio (785-864): Vitoriano confiesa que no puede quitarse de la cabeza a Plácida, pues la quiere de verdad. Su amigo le confirma su fidelidad y le recomienda que decida por su cuenta. Él lo apoyará, sea la decisión que fuere. Vitoriano decide volver con Plácida.

Monólogo de Sulpicio (865-904): alaba las virtudes de Vitoriano. Es un hombre valiente, juicioso, decidido y firme. Sus éxitos son muchos, excepto en su vida amorosa, que va de mal en peor.

Coloquio de Vitoriano y Sulpicio (vv. 905-999): Vitoriano le cuenta a su amigo que un pastor vio pasar a Plácida camino de la montaña, hacia lo más fragoso. Iba quejosa de amores y desesperada de su vida. Sulpicio le dice a su amigo que no desespere, que él lo acompañará en todo momento. Le preguntará al pastor, que ven a lo lejos, para que les aclare más la situación de Plácida.

Diálogo del pastor Pascual con Sulpicio (vv. 1000-1070): Pascual está descalabrado por una caída en una pelea deportiva en su pueblo; apenas puede andar. Informa cumplidamente que vio pasar a Plácida, lastimosa y desesperada, andando hacia lo más fragoso de la sierra. Habla con dejes rústicos y avulgarados. Le prometen una recompensa económica a este pastor que trabaja para otro por su información.

Coloquio de Pascual y Gil, otro pastor y compañero (vv. 1071-1191): Aparece Gil el cestero y dice que vio pasar a Plácida camino de la montaña. Se van los caballeros. Los pastores critican a los mozos de la ciudad y los palacios por presumidos, remilgosos y soberbios. Se juegan a los dados algunas prendas. Pascual le gana a Gil un cinturón adornado y una cesta que piensa regalar a Beneita, con quien tiene amores. Escuchan el sonido de una gaite, o un rabel, y se van a escucharlo.

Soliloquio de Plácida (1192-1311): lamenta su mala suerte, al tiempo que reafirma su amor inquebrantable por Vitoriano. Se compara con media docena de heroínas mitológicas clásicas que se suicidaron por amor. Se quita la ropa y se apuñala con un puñal que Vitoriano había olvidado. Le pide a Cupido que acoja su cuerpo.

Diálogo de Vitoriano y Sulpicio, al encontrar el cuerpo de Plácida (1312-1547): se adentran en un valle, llegan a una fuente y se encuentran con el cuerpo muerto de Plácida. Descubren el puñal. Vitoriano se desespera de dolor y culpa. Quiere matarse, pero Sulpicio le pide que se calme. Al fin, lo promete, en tanto que el amigo, llevándose el puñal, va a buscar a unos pastores para que le ayuden a dar una digna sepultura a Plácida.

“Vigilia de la enamorada muerta” (invitatorium) (vv. 1547-1593): Alrededor de Circundederunt me, Vitoriano lamenta amargamente la muerte de Plácida y su parte de culpa. Le pide a los dioses que lo lleven con ella. Introduce palabras y expresiones latinas junto con el español.

Psalmus (vv. 1594-1729): Oración al dios Cupido para que lo lleve de este mundo, junto con ella. Se propone como ejemplo y escarmiento para los enamorados, por haber sido tan necio. No espera ya nada de la vida. Introduce palabras y oraciones latinas con el castellano   

(Psalmus.) (vv. 1730-1809): se dirige Plácido al Amor, a Cupido, y le pide que lo lleve ya de este mundo y quede su ejemplo de escarmiento.

(Requiem eternam.) (vv. 1810-1817): sigue en el mismo tono lastimero y de arrepentimiento por no haber sido más cuidadoso en su amor.

(Psalmus.) (vv. 1818-1961): le pide al dios Amor que lo castigue, pues lo merece, con dolor y muerte. Solo le ruega estar con ella.

(Requiem eternam et antifona.) (vv. 1962-1973): pide la muerte sin más dilación.

(Leción primera.) (vv. 1974-2013): se propone como ejemplo escarmentador de los males de amor.

(Leción segunda.) (vv. 1974-2049): pide todo el castigo para él, pues lo merece. Plácida está libre de todo mal. Le pide a la muerte que lo fulmine a él, por estúpido.

(Leción tercera.) (2050-2099): ruega ser muerto y recibir todo el castigo, en un tono angustioso y fúnebre.

(Oración.) (2100-2115): pide a Amor, o Cupido, o Muerte, indulgencia para Plácida y todo el castigo para él.

(Fin.) (vv. 2116-2187): determina de matarse, por necio e imbécil. No encuentra con qué. Cubre el cuerpo de Plácida con su abrigo y se dirige a unos pastores para que le dejen un puñal o arma para matarse.

Diálogo de Suplicio con Gil y Pascual (vv. 2188-2290): les pide ayuda para enterrar a Plácida, pero los pastores están cansados y deciden dormir, pues es de noche. Al amanecer, irán a ayudarle. Vitoriano confiesa, al final, que ya tiene un puñal para matarse.

(Oración de VITORIANO a VENUS.), con díálogo (vv. 2300-2363): Vitoriano se dispone a matarse. Le pide a Venus que perdone sus torpezas. De pronto, aparece la diosa y le manda detenerse. Le anuncia que le devolverá con vida a Plácida, a través de la intervención de Mercurio, su hermano.

(Los versos.) (vv.2364-2419): Venus llama a Mercurio. Este aparece y conjura a Plácida, para que resucite, cosa que hace. 

Plácida y Victoriano hablan; los pastores con Suplicio hacen lo propio (vv. 2420-2580): se declaran su amor los novios y se prometen fidelidad eterna. Los pastores se levantan a requerimiento de Suplicio, pero llegan los novios a tal tiempo. Le cuenta Vitoriano a su amigo la intervención de Venus y Mercurio. Plácida estuvo en el infierno, pero no recuerda nada. Van a buscar un gaitero y todos, pastores y novios, con Suplicio, bailan de buen grado.

2) Temas

Los temas más importantes de esta pieza son:

-El amor da la felicidad y trae la desgracia si no se sabe gobernar.

-La amistad es un gran valor que debemos cuidar, porque nos puede salvar en los momentos más difíciles.

-No es descartable que los dioses intervengan a nuestro favor si mostramos la suficiente bondad y dignidad.

3) Personajes

Los personajes están muy bien construidos; resultan sólidos y creíbles. Plácida y Vitoriano responden al prototipo de amantes nobles; la dama y el caballero, podemos decir. Hablan bien, piensan correctamente, actúan con determinación (más ella que él, pues Vitoriano, en un momento dado, experimenta con amores mercenarios para tratar de olvidar a Plácida). 

Suplicio, el amigo íntimo de Vitoriano, es una figura muy interesante porque encarna el valor de la amistad incondicional, aceptando los inconvenientes que puede acarrear. Aconseja a su amigo con tino (no siempre con acierto, pues el primer consejo es tentar a la prostituta Flugencia, para ver si cura su mal de amores). Y en los momentos trágicos, cuando aparece el cadáver de Plácida, reacciona con determinación, dentro de parámetros humanos verosímiles, como cuando apremia a los pastores para que despierten de una vez y le ayuden a incinerar a Plácida.

Los dos pastores, Gil y Pascual, están perfectamente dibujados. Gracias a su modo de hablar, su oficio y su pensamiento, nos los imaginamos suficientemente. Juegan a los dados, se lanzan puyas, hablan de sus amores, de sus problemas económicos, de su vida humilde y algo arrastrada, etc. Son muy interesantes y aportan originalidad. Critican a los señoritos de la ciudad, desconfían de su palabrería y ayudan con cierta reticencia. 

Las dos prostitutas, Flugencia y Eritea, también son verosímiles e interesantes. Hablan con gran crudeza de su oficio; su realismo elemental no les permite caer en veleidades sentimentales. Disimulan su codicia como pueden, al tiempo que denuncian la fuerte hipocresía social que inunda todos los estamentos. Endilgan hijos a quienes no son padres, se fingen enamoradas y arreglan virginidades con habilidad (en el caso de Eritea, mayor en edad, según parece). Mantienen un diálogo vivaz y de un verismo que rebaja el idealismo cortesano de los dos amantes. Estos dos personajes están entre lo mejor de la obra.

Venus y Mercurio, los dioses de la mitología greco-latina, intervienen en la parte final. Cumplen su papel sin grandes aspavientos. Resucitan a la chica por sus merecimientos de amor, no por capricho, de modo que argumentalmente queda justificada su intervención. 

El conjunto de los personajes está perfilado con robustez. El lector pronto los conoce y sabe a qué atenerse ante su comportamiento. Como son pocos, ayuda a su percepción lectora.

4) Estructura

Esta “egloga” no está separada en actos ni escenas. Se trata de una estructura unitaria y fluida que avanza sin cesar. La aparición de los distintos personajes y las escasas acotaciones nos advierten del cambio de lugar y tiempo en que se desarrolla la acción. 

Esta estructura no debe darnos una idea de pobreza, porque sería injusto. La obra está concebida como un todo coherente; la imaginación del lector o espectador debe estar alerta para ir contextualizando la acción dramática.

La pieza es una égloga, lo cual determina su naturaleza y desarrollo. Según el DLE, entendemos por égloga “Composición poética del género bucólico, en la que suelen dialogar pastores”. Vemos que en la definición aparece el diálogo y los pastores como elementos compositivos importantes. Así ocurre en la pieza que comentamos. El elemento “bucólico” indica que se trata de modo idealizado la vida pastoril. En efecto, así ocurre en esta pieza, aunque menos de lo que podríamos pensar. Gil y Pascual actúan, hablan y piensan con mucho realismo. El marco rural (en parte, pues los protagonistas son urbanos y parte de la acción —el episodio de Vitoriano cortejando a Flugencia— es urbana, de ciudad).


5) Rasgos estilísticos

Estamos ante una obra dramática en verso (estructura y molde que cien años después Lope de Vega llevaría a su máxima perfección con su Arte nuevo de hacer comedias). El tipo de estrofa va cambiando, pero predomina la que aparece en la apertura de la pieza, con la intervención de Gil el cestero: versos octosílabos con rima abaabccb. Es una octavilla; se repetirán sucesiva y frecuentemente a lo largo del poema. También aparece el romance y la sextilla con bastante frecuencia.

Debemos distinguir en el modo de hablar de los personajes nobles de los populares. Los elevados (Plácida, Vitoriano, Suplicio, Venus y Mercurio) se expresan con corrección, propiedad y elegancia. Los populares (Gil, Pascual, Flugencia y Eritea) hablan en un registro coloquial, algo avulgarado, rural y un poco arcaizante; es un modo de caracterizarlos. Ya sabemos que en esa época los autores dramáticos utilizaban el dialecto inventado del “sayagués” para ponerlo en boca de rudos campesinos, noblotes pero ignaros. En este caso, se emplea con mucha moderación; en otras églogas, Enzina emplea masivamente este dialecto literario, a nuestro entender de dudosa eficacia literaria.

Los registros lingüísticos son muy variados; por momentos, opuestos. Los campesinos emplean un registro coloquial y vulgar. Pero Vitoriano, en su llanto, o plancto, en la vigilia que realiza ante el cadáver de Plácida, habla un castellano entreverado de latinismos (palabras y oraciones completas), que va combinando en perfecta rima. Se espera que el lector o espectador culto sepa entenderlo y disfrutarlo; hoy, esto es una quimera.  El empleo de los procedimientos retóricos es atinado y contribuyen a crear una significación conjunta coherente. Lógicamente, los personajes nobles hablan con más retórica, pero también los campesinos y las prostitutas se comunican con un español vivo, expresivo y convincente. Un ejemplo del español popular, pero literaturizado, lo tenemos en este diálogo de los pastores:


PASCUAL.- ¡Juro a Sant que yo no vi           1075

cómo aquel se fue ni quándo!

GIL.- Yo te juro

camino lleva tan duro

que muy mal rato le mando.

PASCUAL.- Gil Cestero, ¿acá estás tú? 1080

GIL.- Acá estoy, soncas, ¿qué ha?

¡O Jesú, Jesú, Jesú!

El amor no sé quién hu,

mas muy malas vidas da.

Su querida 1085

por morir se fue aborrida;

él tanbién perdido va.

PASCUAL.-  ¿Quál de aquéllos, Gil Cestero,

era, soncas, el gayón?

GIL.- Aquel que se fue primero,             1090

que el otro es su compañero.

Avía dél compassión

y venía

a tenelle compañía

por le dar consolación.                         1095

PASCUAL.- Y tú, cuerpo no de Dios,

¿estavas con los de villa?

GIL.- Oteava, juria nos,

aquellos zagales dos,

que era vellos maravilla,                         1100

tan polidos,

tan peinados y vencidos

que les ove gran manzilla.

PASCUAL.- ¡Dalos a ravia y a roña

los de villa y palaciegos!                         1105

El amor los endimoña,

peores son que ponçoña;

todos son unos rapiegos

lladrobazes

que nunca querrían pazes.                         1110

¡Dios les dé malos sossiegos!

GIL.- ¡Y a nosotros buen tempero!

PASCUAL.- Daca, juguemos un rato.

GIL.- ¿A qué juego, compañero?

PASCUAL.- A los dados, Gil Cestero.             1115

juguemos algo del hato.

GIL.- Soy contento,

aunque sabes más de cuento.

Dalos acá.


  Una muestra de diálogo más culto, retórico, elegante y cuidado la podemos ver en otra ocasión:


SUPLICIO.- ¿Qué quieres, qué?

VITORIANO.- Párate aquí, por tu fe.

SUPLICIO.- Plázeme por tu servicio.

¿Qué me quieres?

Vitoriano, ¿tú eres?                                         335

VITORIANO.- Hablar contigo codicio.

   Quiero de mi gran cuidado

darte cuenta muy entera.

SUPLICIO.- Muchas vezes te he rogado

y pedido y suplicado                                   340

que de noche no andes fuera.

Ten reposo,

y en tiempo tan peligroso

no salgas desta manera.

VITORIANO.-  ¿Tú piensas que es en mi mano 345

reposar solo un momento?

SUPLICIO.- ¿Por qué no, Vitoriano?

VITORIANO.- Sábete que no es liviano,

mas muy grave mi tormento.

SUPLICIO.- ¿Y por quién?                                     350

VITORIANO

Suplicio, yo sé muy bien

que estás en mi pensamiento.

SUPLICIO.-  Plácida, según te plaze,

ella cierto deve ser

la qual tanto mal te haze.                                   355

VITORIANO–Ningún medio satisfaze

que me aparte de querer.

SUPLICIO.- Yo pensava

que tu fe ya la olvidava.

VITORIANO.- Esso no es en mi poder.            360

Verdad es que lo quisiera

por averlo prometido,

si remedio alguno hoviera.

SUPLICIO.- Pues yo te daré manera

para ponella en olvido.                                     365

VITORIANO.- Dime cómo.

Siempre tu consejo tomo,

y aun por esso a ti he venido.

SUPLICIO.-  Un león muy fuerte y bravo

por maña y arte se aplaca,                                   370

y consiente ser esclavo;

un muy atorado clavo

con otro clavo se saca.

Con passión

la muy rezia complissión                                   375

tiempo viene que se aflaca.

   Y lo que tiñe la mora

ya madura y con color,

la verde lo descolora;

y el amor de una señora                                   380

se quita con nuevo amor.

Si queremos,

mill enxemplos hallaremos,

como tú sabes mejor.

    A Hisifile Jasón                                               385

olvidóla por Medea,

y mudóse su affición;

por Caliro Almeón

se partió de Alfesibea;

y el rey Minos                                             390

de sus amores continuos,

por amor de Datribea.

   Enone fue desamada

de su Paris por Elena;

y Proneses apartada                                             395

de Tereo y olvidada

por amor de Filomena;

y mil cuentos

afloxaron sus tormentos

por mudar nueva cadena.                                 400

VITORIANO.- Aunque más los amadores

que son y serán y fueron

ayan cabo sus dolores,

los míos son muy mayores

que quantos ellos sufrieron.                               405

Ni su fe

qual la mía nunca fue,

ni tal amiga tuvieron.

   Contra razón creo yo

que es impossible soltarse                             410

la fe que una vez prendió,

y el que tal consejo dio

no supo bien emplearse.

SUPLICIO.- Prueva, prueva,

que aplaze la cosa nueva,                               415

y a vezes es bien mudarse


6) Contextualización 

Juan de Fermoselle, como al parecer era su nombre original, más conocido como Juan del Enzina (algún lugar de Salamanca, 12 de julio de 1468 - León, 1529), fue un excelente poeta, músico y autor teatral del Renacimiento español, en la época de los Reyes Católicos. Su destreza y maestría literaria y musical fue reconocida en su época. Junto con Lope Naharro, se le considera precursor del teatro español.

Estudió Derecho en la Universidad de Salamanca; recibió clases del gran humanista Antonio de Nebrija; su educación musical, de primera calidad, también la recibió como miembro de la capilla de la Catedral de Salamanca. Vivió en Italia unos años, en la década de 1480, donde conoció de primera mano la cultura humanista y renacentista. En 1492 logró la estabilidad económica, pues se incorporó como miembro de la corte del segundo duque de Alba, Fadrique Álvarez de Toledo. En 1492 estrenó dos églogas en el palacio de su señor en Alba de Tormes; fue el comienzo de su carrera dramática. 

Accedió al cargo de arcediano de Málaga, aunque no vivió en esa ciudad, al parecer. De 1496 a 1519 vivió en Roma bajo la protección papal, con frecuentes viajes a España. Le concedieron el cargo de prior de la catedral de León en 1519. Hizo en viaje de peregrinación, ese mismo año, a Jerusalén. Murió en León en 1529. Sus restos fueron trasladados a la catedral de Salamanca en 1534.

Juan del Enzina dejó una abundante producción artística en tres campos: teatro, poesía y música. En teatro compuso catorce piezas; sobresalen sus obras Auto del repelón, Égloga de Plácida y Vitoriano, Égloga de Cristino y Febea y   Égloga de Fileno, Zambardo y Cardonio.

Su producción poética se recogió en el típico Cancionero (Salamanca, 1496, con muchas ediciones posteriores). Producto de su peregrinación a Tierra Santa es Tribagia o Vía sacra de Hierusalem (Roma, 1521); se trata de una especie de libro de viaje, con observaciones sobre el entorno, escrita en verso.

Creó setenta y dos composiciones musicales de gran calidad, según los gustos de la época (cantatas, villancicos, canciones, vegadas, etc.), 

Un instituto de educación secundaria de la ciudad de León lleva su nombre; a la entrada se puede ver un busto del artista de mucho gusto y calidad.

7) Interpretación valorativa

Esta estimable pieza teatral es muy equilibrada en su contenido y ritmo. La acción avanza con una cadencia muy lograda; la intriga está dosificada atinadamente, de modo que el lector asiste al crecimiento dramático de la trama con interés y sentido. La excepción es el larguísimo planto de Vitoriano, cuando queda solo ante el cadáver de Plácida. Son sobre seiscientos versos en los que el amante lamenta su pésimo comportamiento, llora la muerte de la chica y desea su propia desaparición como justo castigo por su irresponsabilidad. 

Enzina toma un tema bien conocido de la literatura grecolatina (amores desgraciados que empuja al suicidio a uno a los dos amantes) y lo amolda a un ambiente español cuasirrenacentista. Le imprime cierta originalidad: Mercurio rescata de los infiernos a Plácida para premiar su fidelidad y pureza espiritual. La introducción de personajes populares es un acierto evidente; aporta frescura y verosimilitud; también es cierto que Venus y Polo entre los pastores Gil y Pascual chirría un tanto. 

La capacidad dramática de Enzina es muy alta, pues crea una pieza con un ritmo sostenido, una intriga interesante y una estructuración fluida y continua que aseguran la atención del oyente o espectador.


2.2. PROPUESTA DIDÁCTICA

2.1. Comprensión lectora (referida al texto en conjunto)

1)  ¿Por qué Plácida decide retirarse al campo agreste y apartada?

2) ¿Tiene Vitoriano buenos amigos?

3) Suplicio, ¿qué le propone a Vitoriano para que olvide a Plácida? ¿Es eficaz el remedio?

4) ¿Por qué Gil está lastimado? ¿Qué podemos deducir de su vida? 

5) ¿De qué viven Flugencia y Eritea?

6) ¿Quién informa del paradero de Plácida? ¿Por qué?

7) ¿Cómo se quitó la vida Plácida?

8) ¿Qué expresa Vitoriano en su largo llanto u oración fúnebre?

9) ¿Son diligentes los pastores en la ayuda solicitada por Suplicio para inhumar a Plácida? 

10) ¿Por qué deciden intervenir Venus y Mercurio

11) El final de la obra, ¿es optimista o pesimista? Razona tu respuesta.


2.2. Interpretación y pensamiento analítico

  1. ¿Es razonable que Plácida haya decidido retirarse a la soledad del campo por su fracaso amoroso? 

2) Explica el tipo de sociedad que aparece en la obra, desde el punto de vista socio-económico, cultural-educativo, moral, etc.

3) ¿Por qué Suplicio acompaña en todo momento a Vitoriano? ¿Tiene valor la amistad en esta pieza?

4) La desaparición de Plácida, ¿qué provoca en Vitoriano? ¿Es verosímil?

5) Localiza al personaje más bondadoso, al más malvado, al más idealista y al más egoísta. ¿Es la sociedad en su conjunto así? ¿Qué pensar de su evolución?

6) La intervención de los dioses ¿qué mensaje nos trasmite?

2.4. Fomento de la creatividad

1) Crea una obra dramática, o de otro género literario, en el que se aprecie los efectos de los sentimientos, con o sin intervención de los dioses, al estilo de Juan del Enzina.

  1. Elabora un cartel o una presentación con TIC sobre Juan del Enzina, explicando cómo su biografía influyó en su obra; exponlo ante tus compañeros o la comunidad educativa.

3) Documéntate sobre la vida en España a finales del siglo XV y principios del XVI antes y aclara cómo se aprecia en Égloga de Plácida y Vitoriano.

4) Crea un final nuevo para la pieza dramática, que te parezca más actual, lógica o coherente con el contenido.

5) Imagina una entrevista de la clase con Juan del Enzina. ¿Qué preguntas le harías? 


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